Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

sábado, 28 de julio de 2012

276. La joven descarada (2), en 400 palabras (ciento noventa y cinco).

La joven descarada (2)

Parecía enfadada, la joven. Yo estaba sentado en un banco del parque que tengo enfrente de casa, leyendo el periódico y con mi perrita Pizca sobre mis piernas (Pizca es pequeña y mimosa), cuando ella se sentó a mi lado, refunfuñando. “¿Qué te pasa?”, le pregunté, “pareces enfadada”. “Sí, lo estoy”. “¿Por qué?”. “Estoy enfadada contigo”. “¡Vaya! ¿Y eso? ¿Qué te he hecho?”. “Ese es el problema: no me has hecho nada”. “¡Ah!”. “Te lo propuse el otro día y no quisiste”. “¿Qué no quise? Pero si te di masajes en el cuello…”. “Y me dejaste a medias, con la miel en los labios”. “¿Qué más pretendías?”. “Ya lo sabes”. “Bueno, verás, yo…”. “¿No te gustaría?”. “Sí, claro, pero, ¿sabes?, hay circunstancias en la vida que hay que respetar”. “¿Cuáles?”. “Pues, por ejemplo, que estoy felizmente casado”. “Ya, lo imaginaba. ¿Y qué?”. “Bueno, yo creo que es razón suficiente, ¿no?”. “¿Razón para qué?”. “Para no dar un paso del que podría arrepentirme”. “Ya. O sea, que eres fiel a tu mujer, ¿no?”. “Sí”. “¿Y no te gusto?”. “Sí, me gustas”. “Pero tu mujer no se va a enterar”. “O sí”. “O no”. “Seguro que sí si se lo cuento”. “Eres tonto si lo haces”. “Oye, ¿tienes novio?”. “Sí”. “Y, perdona que te lo pregunte así, ¿te acuestas con cualquiera?”. “Tú no eres cualquiera”. “Gracias. Pero tampoco te has acostado conmigo”. “No, de momento”. “Y si nos acostáramos, ¿se lo contarías a tu novio?”. “No, claro que no”. “¿Y si se entera?”. “No se enterará”. “Pero, si se enterara, ¿qué pasaría?”. “Pues, nada. A mí tampoco me importa que se acueste alguna vez con otra”. “¡Venga ya! No te creo”. “Sí, es así. Nos dejamos libertad”. “Eso no funciona”. “Sí que funciona”. “Pues yo creo que no. Me lo cuentas dentro de unos años”. “Nos queremos mucho y respetamos nuestro espacio”. “Ya, ya. Es lo que se dice ahora, pero, créeme, eso no funciona”. “¿Por qué no? A ver, tú me gustas y quiero disfrutar de tus caricias. Seguro que, con tu experiencia, eres un experto. ¿Qué hay de malo en ello?”. “Nada, eso es bueno. Disfrutar es bueno”. “¿Entonces?”. “Pues que hay más cosas que hay que tener en cuenta. No todo es placer”. “Pero no hay nada malo, ¿no?”. “Pues no, me gustaría, pero, como te he dicho, puede tener consecuencias”. “¿Lo dices por experiencia?”. 

No hay comentarios: