Sí, somos el Hollywood europeo; no sé si en su vertiente dramática o cómica, pero peliculera en cualquier caso. No hace falta que el inefable personaje que nos gobierna quiera convertirnos en eso. Yo diría que ya lo somos.
A ver: en junio de 2020 ya vencimos al virus. En junio de
2021 ya no se obliga al uso de las mascarillas en espacios abiertos. En julio
de 2021 ya vamos por la quinta ola con una variante india-delta que contagia a
miles, una variante de la que solo iba a haber dos o tres casos, como nos dijo
el nunca bien ponderado jefe del comité de expertos (comité que aún no sabemos
si existió, existe o existirá algún día).
Ayer o anteayer, la supuesta responsable de la sanidad
nacional ha dicho categóricamente que se necesitará una tercera dosis, cuando
aún las autoridades médicas europeas o norteamericanas no lo han afirmado (digo
yo que algo sabrán, aunque no lo tengo muy claro, dadas las continuas
contradicciones en sus mensajes...).
Mientras tanto, unos dicen que faltan vacunas, otros que no,
que es que se administran mal. Y, por si acaso, los países europeos que nos engordan
la teta del turismo dicen ahora que no venga nadie aquí, que somos de alto
riesgo.
Y cada trocito de esta nación, que va camino de no serlo,
toma las medidas que le viene en gana o cree son las mejores, pero con permiso
de los jueces. Jueces que dicen sí o no, depende. Porque, ¿para qué un criterio
único? Perderían relevancia.
El Inefable II (el Inefable I ya lo fue el anterior gobernante
apodado ZP) dice blanco (“invertid en mi país, que pagaréis pocos impuestos y
os ayudaremos con bonificaciones”) y su ministra de no sé qué dice negro: “Los
fondos de inversión tienen el objetivo de ganar dinero, pero los gobernantes...
tenemos un objetivo central, y más en un gobierno progresista, que es
distribuir la renta” (sic). O sea, hay que subir los impuestos a quien que
invierta aquí. ¡Ah! Y algún presidente autonómico pidiendo más impuestos a otro
para costear lo suyo. ¡Que paguen otros, faltaba más!
¿Y el lío de Catalunya con el aval impuesto por malversación
a sus delincuentes políticos presos... condenados e indultados? ¡Qué cosas!
Más... pero no me cabe en estas 400 palabras.
¿No es esto Joligud? ¿O el camarote de los Marx? ¿O una tragicomedia
de enredo?