Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

jueves, 31 de diciembre de 2009

144. 2010, en 400 palabras (noventa y una).

2010

Dos mil diez. Suena bien, ¿no? Año diez, que también suena redondo. Año 10 del siglo XXI.

¿Qué nos deparará? ¿Crisis galopante como en 2009? ¿Tiempo de bonanza? ¿Vacas gordas? ¿Más vacas flacas?

No lo sé, y probablemente no lo sepa nadie. O, mejor, habrá quienes crean que lo saben, pero no sabemos si acertarán. Si nos fiamos de unos, será el año de la recuperación económica. Si hacemos caso a otros, 2010 será peor que 2009. Yo creo que unos y otros nos engañan. Me gustaría creer a los primeros, pero me temo que no van a tener razón. El termómetro será el paro, que es, al final, el termómetro del bienestar de un país. Con 4,5 ó 4 millones de personas desempleadas y casi 2 millones de empleos destruidos en 2009, ¿va a crear 2010 cientos de miles de puestos de trabajo hasta compensar los destruidos el año anterior? Obviamente, no. O no parece; ojalá me equivoque.

¿Brotará el crédito a las familias y pequeñas empresas y autónomos? ¿Pagará la administración local y autonómica todo lo que debe? ¿Se reducirá el gasto institucional? ¿Dejarán nuestros gobernantes de despilfarrar los dineros de todos? ¿Se impondrá de una vez la austeridad, tan necesaria? ¿Se impulsarán las nuevas tecnologías? ¿Se llegará a ese pacto social tan necesario? ¿Se reformarán las reglas del empleo para que éste se produzca? ¿Se alcanzarán pactos de estado entre gobierno y oposición en los temas importantes? ¿Se cumplirán los presupuestos?

¿Se abstendrán de mentirnos los politicachos que tenemos? (¿Se extinguirá la clase política por pura incompetencia o consumida por su propia demagogia?) ¿Se acabará de una vez por todas con la corrupción, promovida en la mayoría de los casos por políticos de uno y otro signo?

¿Se apagarán los jueces estrella? ¿Se los tragará agujero negro?

¿Será justa la justicia? ¿Serán sensatos los jueces y les dominará el sentido común?

¿Se encontrará petróleo en Almería o aguas canarias? ¿O en la bahía de Cádiz?

¿Se acabará con ETA de una vez por todas?

¿Disminuirán los accidentes de tráfico? ¿Se eliminará la llamada violencia de género?

¿Llegará la paz al mundo? ¿Se acabará con el hambre y terribles enfermedades?

Preguntas, preguntas, preguntas que sólo implican profundos deseos, pero a las que me temo hay una sola respuesta: no. Es lamentable.

A pesar de todo, y a pesar de mi falta de esperanza, ¡FELIZ 2010 a todos!

jueves, 24 de diciembre de 2009

143. Felicidades

Esta noche es Nochebuena... Buen momento para felicitar a todos: a los que nos quieren y a los que no; a los amigos, reales y virtuales, y a algún enemigo que otro (de hecho, hoy no deberíamos tener enemigos; por mi parte, si alguien lo es, que se desapunte); a los que nos leen con asiduidad y a los que lo hacen muy de cuando en cuando; a todos, a todos hay que felicitar hoy.

Y desear esa paz imposible que uno quiere para el mundo entero. Esa paz que Alguien quiso traer al mundo y esparció con su ejemplo por doquier... aunque los hombres, pobres, no le hacemos ni caso. Allá nosotros...

Felicidad a todos.

sábado, 19 de diciembre de 2009

142. Una noche divertida, en 400 palabras (noventa).

Una noche divertida

Llegué a casa algo tarde, y cansado. El día había sido agotador, entre quejas de los clientes, problemas técnicos y una rebelión solapada de algunos de mis colaboradores. Mientras lidiaba con todo eso, intenté pergeñar los presupuestos del año que viene y plantear las subidas salariales, de las que mi jefe no quiere ni oír ni hablar. Es decir, un día redondo.
Pero, por fin, llegué a casa, dispuesto a cambiar el chip y a olvidarlo todo hasta el día siguiente. Tenía unas once horas por delante para estar con la familia, charlar, cenar, descansar un rato ante la caja tonta y dormir.
—¡Qué cara traes, hijo! Ni que te hubieran matado —empieza mi mujer.
—Papá, ¿me ayudas? Tengo unos problemas de integrales que no sé cómo abordar —suelta mi hijo, sin dejarme contestar.
—¡Me tienes que ayudar a mí, papá, que siempre lo ayudas a él y a mí ni caso! —espeta mi hija sin contemplaciones—. Tengo un problema de Química que no sé cómo resolver.
—Vayamos por partes —dije tratando de tranquilizar el ambiente—. Primero, mamá, sí, he tenido un día duro; segundo, hijo, no sé si me acordaré de hacer integrales; tercero, hija, también te ayudaré a ti, aunque de Química sé muy poco; yo soy matemático, aunque ya no sepa ni hacer una raíz cuadrada...
—Pues habrás tenido un día duro, pero el mío...
—Me tienes que ayudar a mí primero, porque...
—No, papá, lo mío es más urgente, mañana...
Hablaron los tres a la vez, por lo que no pude entender casi nada. No respondí y me fui al dormitorio a cambiarme. Los tres me siguieron, cada uno con su tema, hablando a un tiempo.
—¡Silencio! Vayamos a cenar y lo comentamos con orden y tranquilamente... ¿Qué cenamos hoy? —pregunté inocentemente, por cambiar de tema.
—¿Me lo preguntas a mí? —dice mi mujer—.Hoy te toca a ti hacer la cena...
—¡Joder! Cierto, se me había olvidado. Bueno, a ver, ¿qué hay en la nevera?
—Pues nada. Tuviste que hacer la compra ayer y te olvidaste.
—Bien, veremos... ¿pan y mantequilla?
—No hay pan.
—Ni mantequilla.
—¿Sobraron croquetas de la semana pasada?
—No.
—Bien, pidamos una pizza.
—Yo quiero una hamburguesa.
—Yo no quiero comida basura.
—¿Y qué quieres, corazón?
—Pues cenar como Dios manda.
—¿Huevos y patatas fritas, por ejemplo?
—Si hubiera huevos... Pero como ayer no los compraste...

domingo, 13 de diciembre de 2009

141. Pesadilla, en 400 palabras (ochenta y nueve).

Pesadilla

Estaba solo en casa el fin de semana.

Mi casa es una casa rústica situada en el medio de la nada, en una enorme finca que no es de nadie, llena de rastrojos y matorrales, con algunos árboles desperdigados por entre la maleza. Es una casa vieja que reformé hace ya tantos años que necesita, de nuevo, una reforma. La heredé y le tengo un cariño especial porque forma parte de mi vida. He pasado allí mis mejores momentos y, quizás, los peores también. Ha sido mi refugio cuando la tristeza me invadía y la soledad me llamaba. Ha sido mi lugar de trabajo cuando las musas me inspiraban y necesitaba tranquilidad y aislamiento. Ha sido mi nido de amor cuando me enamoraba y quería impresionar a mi pareja con un lugar aislado y excitante.

Bajé al trastero del sótano a buscar leña para mantener la chimenea encendida. Hacía un tiempo endiablado afuera y no quería salir hasta la leñera. Afortunadamente, siempre guardo unos cuantos troncos de pino y acebuche allí para emergencias como ésta. Con la luz que entraba por la puerta abierta veía lo suficiente para coger la leña, por lo que no accioné el interruptor. Al ir a salir, el extremo de un tronco empujó la puerta y la cerró delante de mis narices. No reaccioné a tiempo. Oscuridad absoluta. Era de noche y por el ventanuco no entraba la más mínima luz. Solté la leña en el suelo y, a tientas, localicé el interruptor. Encendí la desnuda bombilla que colgaba del techo y se produjo un chispazo, dejándome de nuevo a oscuras. Me acerqué a la puerta, tropezando con los troncos esparcidos por el suelo, e intenté abrirla, pero el picaporte no cedía, no se movía un milímetro. Eché mano al bolsillo en busca del encendedor que llevo con el tabaco y... me lo había dejado en el salón.

Oscuridad, frío. La temperatura exterior no superara los -10ºC. Dentro, rondaba los cero grados, calculé, con el viento helado entrando por el pequeño ventanuco sin cristales ni postigos. Y yo, en mangas de camisa, porque en el salón, con la chimenea, se estaba bien. Me disponía a cenar, o sea, que también tenía hambre.

Busqué a tientas un destornillador, una barra de hierro, un martillo, un hacha, un algo que me sirviera para abrir o destrozar la puerta. Nada.

Gritar no serviría de nada. Estaba solo.

viernes, 11 de diciembre de 2009

140. Terrible suceso.

Ayer falleció, en accidente de moto, el hijo de 26 años de una muy buena amiga mía. Terrible hecho que quisiera no hubiera ocurrido nunca.

—No te lo mereces, Inma.
—No se lo merece nadie.
—No te lo mereces tú.

Fueron casi las únicas palabras que crucé con ella, entre muchos abrazos y besos. “Con todo mi cariño”, les dije abrazándolas a ella y a su hija. Lágrimas no, que ellas las tenían que tener secas y yo no debía exteriorizar mi pena. No se me ocurría qué otra cosa hacer, qué otra cosa decir. Con su marido hablamos de alguna cosa estúpida con la única intención de que, durante uno o dos minutos, no pensara en su tremenda tragedia. Viéndolos, viendo al hijo muerto, se te hiela el corazón.

Ante un suceso tan dramático, ¿qué sentido tiene lo demás? ¡Nos preocupamos de tantas cosas sin importancia! Hasta que te estrellas con una tragedia como ésta y entonces pasas a relativizarlo todo. Por poco tiempo, eso sí, que la vida te devuelve a la rutina y pronto olvidas lo que pasó.

Pero Inma, su marido, su hija, no lo olvidarán. Tendrán que aprender a convivir con la ausencia. ¡Dura e injusta realidad!

No creo que haya nada más terrible para unos padres que sobrevivir a un hijo.

martes, 8 de diciembre de 2009

139. Un delicioso fin de semana

Aquí dejo fotos y un vídeo para constatar el buen fin de semana que he pasado en mis playas de Cái. Mientras media Península se helaba de frío o se inundaba de agua, yo me bañaba en la mar con un sol cuasi veraniego y el agua sólo fresca, que no fría. Una delicia, este primer fin de semana largo de diciembre. Cierto que, cuando el sol se ponía, la temperatura bajaba a unos siete grados y en la casa hacía frío. De ahí la chimenea. Pero una delicia, en cualquier caso. La única pena es que no soplaran mis vientos de Levante o de Poniente y no haya podido navegar en un WinDreamer (http://www.windreamer.es).

Ola reflejando el sol
Ola rompiendo

Alimentando a su cría

La mar en calma

Un baño en diciembre...

Ola antes de romper...

...y rompiendo

Contraste: chimenea para calentar la casa
Y un vídeo de la mar y las olas...

sábado, 5 de diciembre de 2009

138. Te amaría de nuevo como siempre...

Te amaría de nuevo como siempre.
De hecho, te amo.

Aunque distemos mucho del amor físico que nos consumía.
Será que ya no tenemos treinta años, ni cuarenta siquiera.

Pero quiero que lo sepas. Te amo igual,
aunque sea distinto nuestro amor.

Y no es la costumbre,
que la costumbre amortigua las cosas
y mi amor no está amortiguado.

Y tampoco amortizado, que aún me queda.
Aún te debo mucho amor y te lo quiero dar,
pese a que, a veces, no te lo demuestre.
Eso se debe a mi torpeza, que sabes que soy torpe.

Te quiero.


sábado, 28 de noviembre de 2009

137. Quise atraparte.

Quise atraparte
y te me escapaste por entre los dedos,
como el agua.

Tú lo sabías
y no dejaste que me acercara a ti,
por si acaso.

Yo lo intenté,
y tú te diste cuenta, y te escabulliste,
como el aire.

Lo hiciste bien.
Hiciste lo que debías. ¿Renunciando a tus deseos?
No lo sé.

Quizá no,
quizá no te importó, que sólo lo imaginé o acaso lo soñé.
Y lo deseé.

Lo creí posible,
pero no lo era, y no habría sido lo mejor, por si el fracaso.
Ahora lo sé.

¿Quizás algún día?
No, ya no lo creo, ya no lo espero.
Será así.

Aunque duela.

Me quedaré con el recuerdo,
que me llena.

sábado, 21 de noviembre de 2009

136. Te cogí por las alas.

Te cogí por las alas
antes de que levantaras el vuelo.
Te las sujeté para evitarlo,
pero no pude.

Levantaste el vuelo y me llevaste contigo.
Volamos juntos cuando yo quería que nos quedáramos en tierra.

Nos quedaba mucho por hacer.
Tú creías otra cosa, ya lo sé.
Tú pensabas que había llegado el momento y querías volar.
Y volaste; me arrastraste en tu vuelo.

Quise retenerte, pero no pude.
“Volaremos luego”, te dije.
“Volamos ahora”, respondiste,
y desplegaste tus alas,
que me rodearon.

Me hiciste volar como nunca volé,
me hiciste verlo desde una nueva perspectiva,
aunque yo me resistí hasta que no pude más.
Y entonces me dejé arrastrar por tu vuelo impetuoso.

Ya no te dejaré nunca volar sola;
volaré contigo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

135. Mis playas de Cái y gaviotas en noviembre

Así estaban mis playas de Cái y las gaviotas el pasado 7 de noviembre... Paz, soledad, arena, mar, sol y nubes, fresquito, agua fresca pero no fría... Un placer que espero repetier en diciembre...









lunes, 9 de noviembre de 2009

134. Una experiencia inolvidable

Una experiencia inolvidable

Ayer, en mis playas de Cái, viví una experiencia inolvidable. Monté en un WinDreamer. Explicaré lo que es: un WinDreamer es un carro a vela para navegar por la playa o por superficies lisas. Impulsado sólo por el viento, el WinDreamer es un equipo seguro, muy cómodo y muy fácil de manejar que alcanza altas velocidades de crucero, en función del viento. Su maniobrabilidad, con la dirección en los pies y la escota para controlar la vela en la mano, es perfecta.

La sensación fue maravillosa. Recorrer una de las amplias playas de Cái, la de Valdelagrana en este caso, con decenas de metros de ancho y kilómetros de largo fue una experiencia inigualable.

El viento que teníamos superaba los 20 nudos y la velocidad que se alcanzaba montado en un WinDreamer podía superar los 50 Km/h si te ceñías bien al viento. Para mí era la primera vez y me manejé, sin problemas, a la perfección.

El WinDreamer es, no cabe duda, un artefacto bien diseñado y bien construido que proporciona un maravilloso placer al navegar con libertad, impulsado por el viento. Un placer que hay que experimentar para contarlo. Un placer que se disfruta solo, en compañía de otros, en “tren” o en tándem, como podéis ver en los vídeos que siguen.

Para más información sobre los WinDreamers, visitad http://www.windreamer.es/




viernes, 30 de octubre de 2009

133. No puede ser, en 400 palabras (ochenta y ocho).

No puede ser

No. No puede ser que me pase esto a mí. Vamos a ver: ¿cuántos millones de personas vivimos en este mundo? Varios miles, ¿no? ¿Y a cuántas les ha ocurrido esto? Que yo sepa, a nadie. Digo “que yo sepa” porque es de suponer que a alguien más le ha ocurrido lo mismo. Sólo aplicando la teoría de la probabilidad. Sin embargo no hay nada documentado que yo haya encontrado. He leído periódicos desde 1930 hasta hoy, los más antiguos en hemerotecas, los actuales en Internet. He pasado horas buscando en buscadores por la Red y no hay ninguna referencia a nada parecido a lo que me ha ocurrido a mí.

Llevo varios años buscando y no he encontrado un caso igual. He consultado con amigos, con compañeros de trabajo, con conocidos, con bibliotecarios, con catedráticos y profesores de distintas disciplinas, con médicos, con psicólogos, psiquiatras, con abogados, con gente culta que yo creía que podía saber algo… y nada.

He llegado a consultar a brujas y videntes, en los que no creo, pero uno nunca sabe; hasta me han echado las cartas y una gitana me leyó las líneas de la mano. Ninguno me dijo nada, no nada relevante, sino nada, absolutamente nada; silencio o encogimiento de hombros, como diciendo: “ni idea”. Algunos de estos personajes ni siquiera me cobraron, tal es el desconcierto que les produjo mi caso.

Yo me digo que no puede ser y sigo buscando. No desespero, pero me falta poco.

Durante un tiempo me dio por leer a los clásicos, buscando algo parecido, que no todo está en Internet. Me he leído decenas de biografías, de personajes antiguos y modernos. Me he leído la Biblia, con detalle, sin saltarme un versículo, por si encontraba alguna pista. He leído historia, mucha. Y novelas históricas, por si a alguien se le ocurrió novelar un caso como el mío. Hasta he estudiado Matemática, tratando de aprender a demostrar que lo mío tiene una razón de ser. He estudiado Lógica. Y algo de Física, Química y Biología.

Llego a la conclusión de que lo mío es un caso muy raro. Yo me digo que no puede ser, pero ocurre que es. Me digo que es imposible, pero no. Me digo que esto no me puede pasar a mí, ¡a mí!, y además ser un caso único.

Insisto: no puede ser y no me lo creo.

sábado, 24 de octubre de 2009

132. País de locos, en 400 palabras (ochenta y siete).

Me prometí no hablar de política en esta bitácora, aunque lo he incumplido ya un par de veces, y hoy otra vez. Pero es que me subleva la situación… Creo que España no se merece esto, no nos merecemos los políticos que tenemos a los que tengo que llamar politicachos, pues es de lo que ejercen. ¡Qué pena!

País de locos o de políticos incompetentes y de mal hacer

No puedo por menos que sorprenderme una vez más de la caterva de politicachos de este país.

Unos y otros, que no excluyo a nadie. Veamos: un catalán defendiendo el catalá en el Parlamento Europeo… ¡utilizando la lengua inglesa!; un ministro del Gobierno de España manifestándose a favor del galego y en contra del castellano. Otro, mintiendo en el Congreso acerca de una condecoración a un policía, confundiendo fechas para ocultar un asunto tan gravísimo e ignominioso como un chivatazo a ETA; un fiscal que pide el archivo de ese caso para que no se sepa la verdad y no se levante un escándalo monumental; un partido cuajado de escándalos —caso Gürtel— contra los que sus responsables son incapaces de esclarecer nada, ni siquiera lo que dicta el más elemental sentido común… y peleándose por un alto cargo bancario; otro partido, nacionalista, manifestándose en contra de la detención de etarras; un sector de la prensa y TV manipulando escandalosamente las cifras de una manifestación a favor de la vida y contra el aborto; un sindicalero contestando a un empresario que el FMI, el Banco Central Europeo, el comisario Almunia, el Banco de España, la OCDE y no sé cuántas autoridades económicas más se equivocan y que es él quien está en posesión de la verdad y que no se necesita reforma laboral…; un presidente de gobierno que no escucha la calle, cuando él denunciaba precisamente eso al gobierno anterior cuando estaba en la oposición; un ministro de Exteriores apoyando al gobierno dictatorial de Cuba, sin pedirle “gestos” y respetando su política…; un asesino múltiple de vacaciones carcelarias… asesinado a su vez; un ladrón de guante blanco, en la calle sin fianza, aunque con cargos, ¡faltaría más!; encuestas partidarias que contradicen otras encuestas y el sentido común; un partido de la oposición oponiéndose, sí, pero sin tino ni eficacia; una crisis, ¿qué crisis?, que no se sabe cuándo acaba… ni cómo; un déficit galopante…; un alcalde que nos fríe a impuestos; unos PGE, pura chapuza, que no solucionan la crisis, salvados por partidos comprados que, además, dicen que los presupuestos son erráticos…; un presidente que tiene secretarios, que no ministros; y, finalmente, una escala de valores en plena descomposición, por mor de un socialismo sectario.

¡Y yo que creía que mi capacidad de sorpresa estaba ya a prueba de todo…!

lunes, 19 de octubre de 2009

131. La ruleta, en 400 palabras (ochenta y seis).

La ruleta

Durante unos años me gustó jugar a la ruleta y siempre jugaba a los mismos números, el cero y algunos vecinos. Era superior a mis fuerzas cambiar mi apuesta. No lo hacía nunca. Entonces, si el crupier tendía a tirar la bolita hacia esa zona, ganaba. Si le daba por ni tocarla, perdía y me iba con el bolsillo vacío.

Todo viene porque la primera vez que jugué en mi vida a la ruleta en un casino jugué a esos números, imitando a otro jugador al que le iba muy bien. Ésta es la historia: aún no había casinos en España y, aprovechando un viaje a Londres de una semana, descubrí un casino cerca de Trafalgar Square al que, haciéndome socio, podía entrar al tercer día. Fui nada más llegar y pude entrar jueves y viernes, antes de volver a casa.

Llegó el momento. Entré. Observé, saltando de mesa en mesa.

Elegí una y me senté a jugar. Cambié veinte libras y me dieron veinte fichas de color morado. Imité al jugador que ganaba, aunque seleccionando algunos números distintos: 0, 3, 7, 12, 15, 26, 28, 32 y 35. Jugaba caballo al 12 y 15 y al 32 y 35, con lo que eran siete fichas por jugada. Más tarde añadí el 14 y el 17. Nueve fichas.

Aposté y rodó la bolita… ¡7! 35 libras. Repetí: ¡26¡ 35 libras. Repetí: ¡3! 35 libras… creo que llegué a ganar 7 veces seguidas (245 libras: unas 25.000 pesetas de las de 1979). Seguí: perdí algunas, pero me obsesioné con esos números, repetí y repetí… y gané y gané. Tenía un montón de fichas en la zona de la mesa donde me sentaba y no sabía qué hacer con tantas… luego aprendí que se podían cambiar por fichas de “valor”. Tantas fichas tenía que me puse algo nervioso y, aún en racha, las cogí todas, las metí como pude en mis bolsillos y me fui a caja a cambiarlas: 1.200 libras, aproximadamente.

Volví al día siguiente, pero los crupieres se empeñaron en tirar lejos del cero… perdí unas cuantas libras. Aún así, nunca he ganado tanto.

Desde entonces —aunque hace ya años que no entro en un casino— he jugado siempre a los mismos números. El saldo será negativo, aunque no mucho, porque la banca siempre gana. Pero soy incapaz de jugar a números diferentes de los citados. Es obsesivo.

sábado, 10 de octubre de 2009

130. Otras mentiras, en 400 palabras (ochenta y cinco).

Otras mentiras

Hace unos días hablaba de la mentira personal y en ambientes profesionales. Hoy lo hago de la mentira de los políticos... o del mundo al revés en el que vivimos. Estamos instalados en la mentira y en la hipocresía. O, mejor, nuestros políticos están instalados, cómodamente, en la mentira, en la hipocresía y en la demagogia barata, con poderosos medios propagandísticas. Y no solamente en España, aunque la mayor parte de lo que citaré se refiere a nuestro país. Por ejemplo:
“No hay crisis, sólo desaceleración”.
“Ya hay brotes verdes” (que se secaron inmediatamente).
“Afganistán no es una guerra”.
“A Irak fuimos a la guerra”.
“No podemos hacer más de lo que hemos hecho” (el PP, caso Gürtel).
“Un feto de 12 semanas no es un ser humano”.
“El paro empieza a descender”.
“Lo peor de la crisis ha pasado ya” (pero ¿no quedamos en que no había crisis, qué crisis?).
“No subirá el IRPF”.
“La subida de impuestos será sólo para los más ricos”.
“El empresario pide despido libre”.
“En estos presupuestos baja el gasto”.
“La subida de impuestos es buena para los trabajadores”.
“Nuestros soldados, en Afganistán, están en misión de paz”.
“Ese informe policial es un montaje”.
“Fueron suicidas los que provocaron el atentado del 11-M”.
“El atentado fue obra de ETA”. “
“Impulsaremos la inversión en I+D+I”.
“No se sabe quién dio el chivatazo” (caso Faisán, y se el fiscal pide archivar el expediente).
“No se ha pagado rescate por el Playa Bakio, el primer barco español secuestrado por piratas somalíes”.
Omitido por la vicepresidenta económica en el Senado, cuando lo tenía escrito así: “No se puede descartar una recaída”
“El calentamiento global”, cuando la Nasa reconoce que la superficie helada del Ártico ha crecido en 2009.
“Som una nació”.
“El caso Gürtel es del PP, pero Rodríguez ordenó favorecer a un empresario implicado”.
El Nobel de la paz para Obama, sólo por palabras, porque, hechos, pocos; no ha tenido tiempo (y espero que lo tenga para ganárselo).
“Los explosivos del 11-M”.
“En 2010 ya habrá crecimiento económico”.
“Otegui es un hombre de paz”.
“Incrementar los impuestos es una medida saludable”

No creo ni pido que mis lectores coincidan conmigo. Hay frases textuales y otras que habrán sido alteradas por mi mala memoria. Entre las afirmaciones que recojo, alguna habrá que no haya podido ser demostrada o quede solamente en simple sospecha. Pero se han dicho.

martes, 6 de octubre de 2009

129. La mentira, en 400 palabras (ochenta y cuatro).

La mentira

Hay gente que es mentirosa, patológicamente mentirosa. Disfrutan con engañar; a veces en beneficio propio, otras por el puro placer de mentir. Mantienen la mentira, hasta que una evidencia, que siempre se deja por algún rincón, demuestra que la mentira era insostenible. Entonces, no importa la mentira o, a pesar de ello, se mantiene, perdiendo todo crédito posible.

Me he encontrado a lo largo de mi vida laboral, y personal, a varios personajes así. Parecen encontrar auténtico placer en mentir, en falsear la verdad sin argumento posible, simplemente porque hay que engañar. Cuando el personaje se involucra solamente a sí mismo, allá él y sus mentiras. Pero cuando te involucran a ti, malo. Y si te da la orden de mantener la mentira —porque eres su subordinado y puede—, entonces tienes un problema. Más de un disgusto, y disgusto serio alguno de ellos, ha costado tratar de negar la evidencia, mintiendo P.O. (por orden). Ahora conozco un caso sin importancia de un amigo, P. O., y un caso más serio en el que está involucrada una amiga, también P.O.

Si te cuesta mentir, o lo disimulas mal, tienes un problema. ¡Con lo fácil que es la verdad! Aunque no siempre sirva para mucho, cuando debiera.

Para mentir hay que preparar bien las cosas, los datos, los argumentos, las explicaciones… Eso lo hace el mentiroso inteligente, sereno, que se lo monta bien. El mentiroso compulsivo, no. Y se le termina pillando. Y le echan del trabajo, pierde un cliente o le condenan en un juicio. Son palabras mayores, pero así ocurre, yo lo he vivido indirectamente. Con un agravante: el mentiroso nunca aprende de las consecuencias de sus mentiras y reincide. Sigue engañando. A lo mejor se retiene durante un tiempo, pero su naturaleza le hace volver a mentir en breve. Supongo que le causa placer, o está tan acostumbrado que ya no puede evitarlo.

Insisto: ¡con lo fácil que es la verdad! En la mentira, si es P.O., has de poner a más de uno de acuerdo y luego vienen las contradicciones, que no hay quien salve… En la verdad habrá matices, distintos puntos de vista, prismas diferentes, pero rara vez contradicciones fuertes. Es fácil de mantener, de demostrar, de explicar…, hasta de recordar, cosa que no ocurre con la mentira… y te pillan. Ya lo dice el refrán: antes se pilla al mentiroso que al cojo.

sábado, 26 de septiembre de 2009

128. Imaginación, en 400 palabras (ochenta y tres).

Imaginación

Sábado noche, la hora mágica. Solo, delante de mi ordenador, silencio. Ya cené, intenté ver algo en la TV –maldita caja tonta: nada de nada— y di las buenas noches a mi mujer que ya se ha ido a la cama. Yo no me acuesto aún que, si lo hago, me despierto demasiado temprano y no juego al squash hasta las once. Me sobra tiempo.

Me sirvo un Lepanto y enciendo un pitillo. Silencio. El teclado apenas si se oye. De vez en cuando, el ruido de unos coches que pasan bajo mi ventana abierta, pero, ya acostumbrado, ni los oigo. Esta noche entra un fresquito agradable, tras un día caluroso, de calor a destiempo. Será el veranillo de mi santo.

Se me acaba el pitillo. Me he comprado un cigarro electrónico para fumar menos. No está mal. En toda la tarde, cinco horas, dos pitillos y tres electrónicos. Me he propuesto que, en el coche, no fumaré tabaco. Hoy lo he cumplido y no lo eché de menos. Y, en casa, fumaré menos. Me conformo con conformarme con la mitad. Ya sería un éxito. El alcohol me pide otro cigarro, pero intentaré el simulador. He de acostumbrarme.

Bostezo. La cerveza de la cena y la copa me dan sueño. Al bostezar se me saltan las lágrimas, soy de lágrima fácil, se me nubla la vista y no veo el teclado —yo escribo mirando al teclado—, por lo que me paso el rato leyendo hacia atrás y corrigiendo.

Me senté con intención de escribir sobre algo, pero ahora lo he olvidado. Ayer escribí en mi agenda: “cb”. Creo que era el título de un tema sobre el que escribir, pero no consigo descifrarlo. Mi memoria va a peor. No lo borraré por si algún día consigo recordarlo.

El hecho es que escribo, pero escribo sobre nada. No hay tema. Quizás debiera inventar uno, esforzándome un poco, y desarrollarlo. No es tan difícil, lo hice otras veces; cierto que no sé con qué éxito. Pero me entretuve y la obra hecha siempre satisface. Debería hacer como mi colega Fusa, colega de bitácora, que inventó los tuencos y los escribe con una imaginación desbordante. Yo debería inventar las 400torias, o historias en 400 palabras, y escribir dando rienda suelta a mi imaginación. Lo que pasa es que para eso hay que valer. Y yo, esta noche, no valgo. O nunca.

sábado, 12 de septiembre de 2009

127. Cái, en 400 palabras (ochenta y dos).

Cái

Tras las fotos del espléndido mes de agosto en mis playas de Cái (lo siento; sé que lo prometí y hasta escribí 400 palabras tratando de hablar mal de Cái… pero ¡qué le vamos a hacer! no soy capaz… y Cái ya está lleno hasta la bandera; no creo que yo lo solucione), espléndido mes, decía —tres semanas para ser preciso— he de confesar que echo de menos aquello. Ahora toca trabajar, sí, no hay más remedio, y no puedo volver allí hasta… ¿el puente de diciembre, quizá? ¡Qué pena! Envidio a muchos de mis hermanos, que son muchos, porque viven allí. Cái es otra cosa. Allí existe eso a lo que ahora llamamos calidad de vida. Aquello es pa viví tolaño. Cierto es que el paro es el más alto de España y que poca industria y trabajo quedan. Pero esto no es culpa de Cái. Es culpa de los políticos de turno —largo turno— a los que parece importar un higo que el paro, allí, bata el record cada mes.

Yo echo de menos mis playas, y la gente, y la temperatura, y los vientos.

Los vientos… hasta echo de menos el Levante, con la mala fama que tiene. Pero cuando sopla Poniente, húmedo, fresco, que has de ponerte un jersey por las noches de agosto, y sopla una semana seguida, echas de menos la caló que trae el Levante. Luego llega este viento y maldices sus rachas y la caló que hace, pero te acuerdas del Poniente y por la noche lo agradeces. Lo agradeces y te vas a la playa a bañarte cuando se pone el sol por la mar, allá en el horizonte. Y disfrutas del agua fresca, límpida, de sus olas, que frena el viento y las hace pequeñas, de la arena húmeda, del cielo azul anaranjado, de la vista… disfrutas de tantas cosas. Te llenas de vida.

Y si sopla Poniente, disfrutas del sol en las playas sin pasar calor, disfrutas de las olas grandes, disfrutas de la brisa que viene de la mar, fresca, que te envuelve con su humedad. Y, por la noche, te abrigas un poco.

Si el viento es Sur, tienes nubes por la mañana, normalmente.

Pero ahora toca Madrid y trabajar, que no está mal, no me quejo. Sólo que echo de menos mi tierra, mi gente, mis playas, mi mar, mi arena, mis gaviotas, mis vientos...

miércoles, 9 de septiembre de 2009

126. Olas en mis playas de Cái.

(He bajado la calidad de las fotos para que sean más ligeras).













domingo, 6 de septiembre de 2009

(Mis novelas)

Hoy voy a hacer publicidad de mis novelas en esta mi bitácora, con vuestro permiso.

Por fin este verano terminé la que cierra la trilogía, Viento Norte, tras reescribir una parte. La preceden Viento de Levante y Viento de Poniente, en este orden.

Si os interesa, podéis verlas en http://mpardo.bubok.com, con vídeo de presentación y todo.

Y si decidís leerlas, que las disfrutéis tanto, o casi, como yo disfruté cuando las escribí.

Gracias.

sábado, 5 de septiembre de 2009

125. Playitas y olas de mis playas de Cái

(He quitado calidad a las fotos para que "pesen" menos).











miércoles, 2 de septiembre de 2009

124. Más detalles en mis playas de Cái.

Agujero en la roca con la mar al fondo

Lazo dibujado en la arena

Atardecer anaranjado

La sirena varada

Mi perro Golfo tomando un bañito en una charca

Corazón de piedra

¿Coral?

Bandada de aves (haz clic en la imagen para verla mejor)

Cañailla (1)

Cañailla (2)

Valva blanca de concha de molusco

Valva semienterrada en la arena

Atardecer sobre la mar tranquila

Coquina

Valva