El hombre con bigote (2)
Estaba cabreado, el hombre, muy cabreado. Yo estaba sentado en
un banco del parque que tengo enfrente de casa, leyendo el periódico y con mi
perrita Pizca sobre mis piernas (Pizca es pequeña y mimosa), cuando el hombre del
bigote se sentó a mi lado, echando chispas de nuevo. “Esto no puede ser, no
puede ser”. Hablaba rápido y en voz bien alta. Creo que quería que se enterara
todo el barrio. “Este Rajoy es un pasmao.
El anterior, ese Rodríguez iluminado, incompetente y fláccido, lleno de rencor, que
hundió este país en la miseria, anda por ahí, de consejero, cobrando una pasta
gansa. Y a saber sus ministros”. “Bueno, ya, pero…”. “De bueno, nada,”, me
interrumpió, “no hay derecho. Y este Rajoy sin denunciarlos. Tenían que estar
todos en la cárcel, demandados por malversación de fondos públicos. Pero no
pasa nada. Ahora nos toca pagar a nosotros, al ciudadano de a pie. Bajan los
sueldos, suben los impuestos, nos hacen pagar más medicamentos, congelan las
pensiones, si es que no las van a bajar, recortan el subsidio… pero no, a ellos
ni tocarlos. Estos son como los otros, iguales. Todo lo que hacen es joder al ciudadano, como si el ciudadano
tuviera la culpa del caos económico”. “Ya, pero es que Europa nos obliga”, dije
tímidamente. “¿Europa? Si Rajoy tuviera cojones,
que no los tiene, reuniría a sus colegas europeos y les diría: Hasta aquí hemos
llegado. Ya no subo más los impuestos, ni bajo los sueldos ni toco las
pensiones, ya no recorto más en educación ni en sanidad. Ya no jodo más a mis conciudadanos. Si les
gusta, bien. Y si no, échenme del euro, si tienen güevos”. “Estaría bien”, contesté. “Es que esto no puede ser. Y que
eche a la calle a la mitad de los políticos, y que meta en vereda a las
autonomías para que dejen de gastar en chorradas varias, y que deje en cero las
subvenciones de todo tipo, y que…”. “Quiere usted arrasar con todo”, dije. “Sí,
claro. El problema, sabe usted, es que no coge el toro por los cuernos. Lo ha
cogido por el rabo y, en una de éstas, el toro nos va a empitonar. O nos ha
empitonado ya, y si no pregúntele a esos seis millones de parados. Por eso digo
que Rajoy es un pasmao”. Lo miré
fijamente, asintiendo.
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