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lunes, 19 de octubre de 2009

131. La ruleta, en 400 palabras (ochenta y seis).

La ruleta

Durante unos años me gustó jugar a la ruleta y siempre jugaba a los mismos números, el cero y algunos vecinos. Era superior a mis fuerzas cambiar mi apuesta. No lo hacía nunca. Entonces, si el crupier tendía a tirar la bolita hacia esa zona, ganaba. Si le daba por ni tocarla, perdía y me iba con el bolsillo vacío.

Todo viene porque la primera vez que jugué en mi vida a la ruleta en un casino jugué a esos números, imitando a otro jugador al que le iba muy bien. Ésta es la historia: aún no había casinos en España y, aprovechando un viaje a Londres de una semana, descubrí un casino cerca de Trafalgar Square al que, haciéndome socio, podía entrar al tercer día. Fui nada más llegar y pude entrar jueves y viernes, antes de volver a casa.

Llegó el momento. Entré. Observé, saltando de mesa en mesa.

Elegí una y me senté a jugar. Cambié veinte libras y me dieron veinte fichas de color morado. Imité al jugador que ganaba, aunque seleccionando algunos números distintos: 0, 3, 7, 12, 15, 26, 28, 32 y 35. Jugaba caballo al 12 y 15 y al 32 y 35, con lo que eran siete fichas por jugada. Más tarde añadí el 14 y el 17. Nueve fichas.

Aposté y rodó la bolita… ¡7! 35 libras. Repetí: ¡26¡ 35 libras. Repetí: ¡3! 35 libras… creo que llegué a ganar 7 veces seguidas (245 libras: unas 25.000 pesetas de las de 1979). Seguí: perdí algunas, pero me obsesioné con esos números, repetí y repetí… y gané y gané. Tenía un montón de fichas en la zona de la mesa donde me sentaba y no sabía qué hacer con tantas… luego aprendí que se podían cambiar por fichas de “valor”. Tantas fichas tenía que me puse algo nervioso y, aún en racha, las cogí todas, las metí como pude en mis bolsillos y me fui a caja a cambiarlas: 1.200 libras, aproximadamente.

Volví al día siguiente, pero los crupieres se empeñaron en tirar lejos del cero… perdí unas cuantas libras. Aún así, nunca he ganado tanto.

Desde entonces —aunque hace ya años que no entro en un casino— he jugado siempre a los mismos números. El saldo será negativo, aunque no mucho, porque la banca siempre gana. Pero soy incapaz de jugar a números diferentes de los citados. Es obsesivo.

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