Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

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domingo, 27 de enero de 2008

28. La depresión (II), en 400 palabras (catorce).

Si a alguien le sirve... creo que mi mayor error fue ocultar el proceso. Una depresión tiene que ser curada y se necesita ayuda externa.

La depresión (II)

(Continuación de la entrada 27, que debe leerse antes.)

Un amigo me recomendó un psicólogo de diván, al que acudía dos veces por semana. Dos años perdidos, dos años inútiles sin ver la salida del oscuro túnel. Y dos años haciendo trampas para ocultar sus facturas en casa...

Ya no pude seguir con la farsa. Mi mujer insistía demasiado, resignada, angustiada, desesperada... La invité a cenar y durante la cena se lo dije: “estoy acudiendo a un psicólogo”. Drama. Con razón. Como mi cabeza no regía, no se me ocurrió otra cosa que celebrarlo con una cena y decírselo allí, para quitarle hierro... y no en nuestro hogar, con la intimidad necesaria. A ella le encajó todo. Entendió todo lo ocurrido durante los dos últimos años. Dice que todavía no me perdona que se lo ocultara. No se lo reprocho, tiene derecho a ello y, además, tiene razón en no hacerlo. La hice sufrir mucho.

Con su ayuda, me llevaron a un psiquiatra, que me medicó. Era necesario. Me quedé sólo con los antidepresivos, las demás pastillas me dormían y atontaban más de la cuenta.

Seguí trabajando (perdón, seguí acudiendo al trabajo) hasta que me echaron. “Yo no entiendo de depresiones, creo que son un cuento” me dijo mi jefe cuando se lo conté, “así que tienes un mes para cambiar de actitud”. Me echó a la puta calle.

Soñaba con frecuencia con que mi coche entraba en un oscuro túnel y se quedaba embarrancado en un lodazal que había a la entrada. Hasta que soñé de nuevo en ese túnel oscuro y vi una pequeña luz al final de túnel. No es broma, por tópico que parezca. Supongo que la voluntad tiene algo que ver con los sueños, no lo sé.

Tardé años en superarlo. Tuve trabajo (aún me quedaba algún amigo que creyó en mí) y, a duras penas, fui poco a poco saliendo del túnel. Cuando andaba cerca de la salida, por fin iluminada, me recomendaron un psicólogo de la escuela conductista que terminó de empujarme hacia la luz. Una bendición que nunca agradeceré bastante.

Hace años de todo esto, quizá diez. Y aquí estoy. Vivo. Sin depresión. Volví a enfadarme, a escribir, a trabajar, a divertirme, a amar, a disfrutar.

La depresión me cambió, claro. Salí fortalecido en algunas virtudes, como la paciencia y la comprensión, y moderé algunos defectos, como la intransigencia y el enfado pronto. Y creo que maduré también.

(Nota a modo de conclusión: la depresión es una enfermedad como cualquier otra. Hace tiempo estaba mal vista, costaba identificarla y se ocultaba con miedo, con complejo. Ahora creo que todo es más fácil. Pero aún así hay que tener esto claro: hay que pedir ayuda inmediatamente y no esperar a que el proceso progrese. Es tremendo, de verdad. Sólo lo sabe quien lo ha sufrido. Hay depresiones exógenas, producidas por un hecho externo, que pueden tener solución más o menos fácil (depende del hecho, claro, no siempre es así); y las hay endógenas, cuya causa no es clara, no hay una razón inmediata. Éstas, dicen los expertos, son más difíciles de superar. Así fue la mía. Se necesita ayuda en cualquier caso.

Ojalá que nadie con depresión lea esta entrada... ojalá porque no haya nadie que la padezca. Pero si algún “deprimido” la lee, que me haga caso: que pida ayuda, que sea fuerte y constante y que tenga fe en que se supera. Sé que, deprimido, ni se es fuerte, ni constante, ni se tiene fe... pero siempre hay una especie de sexto sentido al que agarrarse. Y se cura, por dura y larga que sea. Doy fe.)

9 comentarios:

Juanra dijo...

La vida es un enorme salto, pero aveces se tiene la mala suerte de caer. Pero debemos mirar tanto el lado positivo de las cosas. Cuando caemos y volvemos a levantar somos más fuertes.

Me gusta tu forma de escribir, leere algo más. Saludos

Anónimo dijo...

Aquí me tienes, con unos lagrimones como melones de Villaconejos. Cómo comprendo tus palabras, cada una de ellas.
Es una sensación muy, muy rara. Todos quieren sanar de sus enfermedades, menos los depresivos que no le ven interés. Te convierte en un avestruz cuyo único ímpetu es esconder la cabeza (bajo la almohada) para olvidar y para que el mundo te olvide. No hay teléfonos, ni abrazos, ni recuerdos, ni ambiciones... es la nada, el cáncer del alma.
Pero, claro que hay luz, ya te digo si la hay!! y claro que te refuerza y te renueva (menos mal) y te enseña valores que antes ni imaginabas.
Todo Es según el color del cristal con que se mira, y qué gran verdad!
Ahora, al tran-tran (que me gusta el mus), a ver que encontramos y qué camino vamos eligiendo:
Carpe diem mi querido guarismo, a que sí?
Un fuerte abrazo.
Gracias.

Anónimo dijo...

Me dijeron: ¡que horror¡ eso es peor que el cancer. Te compadezco. No tiene cura, es para siempre.
¡Mentira¡ si tiene cura y en el entorno necesitan tambien que se les anime.

Anónimo dijo...

Hungo esto de la depresión. Es como si caes a un pozo sin fondo boca abajo y escarbas para entrar mas dentro.
Afortunadamente, la medicina aliada con la quimica es como una enorme soga que te saca a la superficie aunque tu no quieras.
Se sale. Ya lo creo que se sale y mas fuerte y maduro que cuando caiste. Es mas, yo pienso que todos pasamos en algún momento de nuestra vida por una depresión, es como las mariposas, nacen como gusanos y terminan en hermosos insectos llenos de colores. Así es nuestra vida, nacemos como gusanos y en algún momento cambiamos, para eso necesitamos pasar por un proceso a veces doloroso que es la depresión, pero salimos fortalecidos y apreciando nuestro entorno y viendonos a nosotros mismos con hermosos colores.

Guarismo dijo...

Juanra, "anónimo" y enero2008: bienvenidos a este mi blog y muchas gracias por vuestros comentarios.

Sí, estoy de acuerdo con lo que decís: hay que ver el lado positivo de las cosas, el entorno del deprimido sufre (incluso más que el deprimido) y también necesita ayuda... pero la ayuda de los que le quieren es vital; y se sale del túnel, se supera. ¡Ya lo creo! Y más fuerte, como dice enero2008. Y más sereno.

Donce: ahí te tengo, sí... pero sin lagrimones, ¿eh? Aunque a veces sirvan de desahogo positivo. Estoy contigo en que "¡claro que hay luz!". El problema es que hay que querer verla. El que está inmerso en la "depre" no la ve, pero sabe que la hay. Está deprimido, pero no es tonto. Necesita un empujón, eso es todo. Sea químico (a veces necesario) o anímico, pero un empujón y alguien que le ayude. Solo se hace muy cuesta arriba, porque no se ve más que la salida negra del túnel, y se duda de que sea la salida. Alguien le tiene que explicar que existe, y que hay luz.

Carpe diem, mi querida Donce, desde luego. Aunque también es necesario algo más allá. Digamos que el Carpe diem de mañana, y de pasado mañana.

Gracias otra vez, Donce, por tus comentarios y... aún me debes algo.

Gracias a todos. Un abrazo

Ana Pedrero dijo...

Oh, Miguel!!. Pues claro que hay luz. Yo ahora ando rastreando el fondo de la piscina, pero sé que hay luz y que tomaré aire para no dejarme morir bajo el agua. Y sé también que cuando la tristeza llame a la puerta no se la abriré, para que entre en mi vida por la fuerza bruta para poder echarla a empujones sin morir en el intento.

Un beso.

Guarismo dijo...

Ana, yo pasé muchos años rastreando el fondo de la piscina, sí; pero tú no lo hagas, no compensa. Coge aire, hincha tus pulmones y baja unos instantes al fondo... mira que allí no hay nada que merezca la pena. Impúlsate con los pies y dispárate hacia arriba. Saca medio cuerpo fuera y ríe, ríe a carcajadas.

(Seguro que lo que te digo no lo necesitas, pero ya que lo citas...).

Un fuerte abrazo,

Miguel

selom dijo...

Hola Guarismo, he leido tu post, y q identificada me siento, mi depresion comenzo, cuando entre en un circulo vicioso de problemas y enfermedades, hasta que de repente sin venir a cuento comenze vomitando, con diarreas con un panico a salir a todos los lados, un ahogo en el estomago, no queria comer, no queria reir, no queria hacer nada!, me daba miedo salir con amigos, tenia miedo de ir a la escuela....
Prognostico? Crisis de ansiedad....
me mandaron valium para relajarme pero mis ganas de llorar y las crisis se hacian cada vez mas fuertes, lloraba por abandonar a mis padres como un niño de 4 años cuando va por primera vez a la escuela...
Estaban todos preocupados, esta niña feliz, sonriente, la alegria de la casa se habia hundido en un pozo negro sin fondo y sin luz...
Fui de nuevo al medico y me dijeron cariño!, tan joven no quiero verte asi. Tienes depresion, te mando a salud mental?, no dijo mi padre, dale antidepresivos a ver como reacciona y hacia delante!
Ahora llevo 18 dias tomando antidepresivos y mi vida comienza a levantarse de nuevo, hace poco he soñado que volaba eso es muy buena señal, es evadirse de los problemas!.

Gracias a mi familia y amigos que me apoyan vuelvo a ser la misma. Pero la depresion y las crisis de ansiedad me han enseñado a ser mas tranquila, paciente, mas amable... como tu bien dices...
Gracias!.

Saludos

Guarismo dijo...

¡Ojalá, creadora, que te dure muy poco esa maldita depresión! Yo, físicamente, sentía un fuerte dolor en el pecho al hablar, tus síntomas han sido más escandalosos, lo siento. Pero verás que, con ayuda como estás recibiendo, se supera. Hay una cosa muy importante, que creo que tú ya sabes: la depresión se cura, tenlo por seguro (igual que una pierna rota). Cree en ello con firmeza y sé fuerte cuando te dé un bajón (no tiene por qué darte, pero tenlo en cuenta por si acaso).

Luego, cuando la superes del todo, te reirás de ella y, efectivamente, verás las cosas de otra manera, como ya empiezas a sentir.

A mi hija, a tu edad, más o menos, le pasó algo así, y la superó rápidamente. Es una bendición ser joven. ¡Aprovéchalo!

Un abrazo, paciencia y suerte,

Miguel