Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

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Guarismo.

viernes, 5 de febrero de 2010

149. Lo suyo no tiene remedio, en 400 palabras (noventa y cinco).

Lo suyo no tiene remedio.

Es mejor que lo deje y no haga nada. Aquel domingo fue glorioso.

Se levantó con su enorme dolor de cabeza, cosa que le ocurre siempre que duerme más de siete horas. Él lo sabe, pero no pone el despertador. Al incorporarse de un salto da con el brazo a la lámpara de la mesilla, que cae al suelo y se destroza. Los mil cristales en que se rompe la bombilla se esparcen por el suelo. La mujer se despierta, sobresaltada, y grita “¿qué ha pasado?”. “Nada”, responde él, “que he tirado la lámpara al suelo. Voy a recoger los cristales”. “No, deja, ya lo hago yo”. “No, ni hablar, yo lo recojo”.

Va por el recogedor y la escoba y, al sacar ésta, engancha el cubo de la limpieza que aún tenía agua con jabón y lo tira al suelo. “¡Joder! Ahora lo secaré”. “¿Qué ha sido eso?”. “Nada, ¡no te muevas!”. El perro entra en ese momento en la cocina y lo intenta agarrar; se le escapa, aunque consigue sujetarlo por una oreja. El perro chilla; luego, asustado, ladra. Lo encierra en el dormitorio de los niños. El perro sigue ladrando y los despierta. “¡Papá, mamá! Chispa me ha despertado...!” grita la niña mayor. Y empieza a llorar el pequeño. “Ahora los calmaré, tú no te levantes”.

Barre los cristales, mientras el perro sigue ladrando, la niña chillando y el niño llorando. La mujer hace ademán de levantarse, pero él la empuja sobre la cama. “¡No te muevas!”.

Va a la habitación de los niños, abre la puerta y el perro se escapa. Cómo no, se va a la cocina, se moja las patas y se da un paseo por toda la casa, dejando huellas húmedas por doquier.

Calma a los niños como puede y va a la cocina a recoger el agua. Le patina una zapatilla, se agarra al mantel de la mesa y lo arrastra en la caída, tirando el desayuno cuidadosamente preparado la noche anterior por su mujer. Se rompen varios platos y tazas y la fruta se esparce por el suelo. Menos mal que la leche no estaba aún servida. Se levanta y comienza a coger los trozos rotos. Entra Chispa, pisa los cristales y se hiere una pata, que le sangra por las almohadillas. Él lo mira desesperado, impotente, va al dormitorio y se mete en la cama.

2 comentarios:

Bicho dijo...

Cielo santo, eso sí que es levantarse con el pie izquierdo!!! Yo en su lugar también hubiera hecho lo mismo, la cama por trinchera y esperemos que el día mejore ^^

Un beso Miguel, no dejes de entretenernos con tus 400.

Guarismo dijo...

Gracias, Carolina. Muy amable al seguir leyéndome.