No suelo hablar aquí
de política. Rara vez lo hice (podéis comprobarlo en mis 222 entradas
anteriores en 400 palabras).
Pero ayer, cansado e
indignado ya por las consecuencias de este virus, se me ocurrió escribir con
ironía (cierto que, quizá, mi ironía no ha sido comprendida) sobre la situación
actual.
Me limité a:
1. Citar declaraciones
(textuales).
2. Poner números de
declaración exagerados… aunque no deben estar lejos de, por lo menos, las 400.
3. Reírme del asunto
de las mascarillas: que si sí, que si no, que si FFP2, que si quirúrgicas, que
si obligatorias, que si las regala el Estado, que ahora esas sí, pero no y las
otras no, pero sí. No me digáis que no os recuerda a “la parte contratante de
la primera parte…” de los geniales Hnos. Marx , o a su camarote. Aún ayer era de
risa ver el telediario de una cadena que terminaba diciendo: “… en definitiva,
una mascarada”.
4. Reírme de las
rectificaciones: rebajas no, sí, no, y finalmente sí (en el BOE y en declaraciones
de ministros).
5. Asustarme del obligado
confinamiento de los que vengan de fuera y pronosticar que, de nuevo, van a rectificar.
Lo veremos hoy o mañana.
6. Reírme de la
afirmación de un vicepresidente del gobierno de España que, dijo sobre los
impuestos a “los ricos”: “… si lo están deseando”, o algo así. Por eso, “los
ricos” crean SICAV, se radican en Luxemburgo, crean una red de empresas
interpuestas, hacen verdadera ingeniería financiera… ¿para pagar impuestos? ¡Venga
ya, Sr. Iglesias! Persiga Ud. las ilegalidades y ya recaudará, pero no diga que
“esos ricos” quieren pagar impuestos.
7. Con todos mis respetos
a este gobierno democrático, legítimo, elegido por los españoles, reconozcamos
que no dan una. Gobernar puede ser equivocarse a veces, pero rectificar cada
cinco minutos solo denota absoluta incompetencia. Por cierto, que el gobierno
haya sido elegido por los votos entraña ciertas dudas: “No pactaré con UP,
porque no dormiría…”; “No pactaré con los que quieren destruir España…” (no
afirmo que sean palabras textuales, pero algo así dijo nuestro inefable
presidente Sánchez en campaña).
8. Cité a los
asesores… ocultos. ¡Vaya transparencia democrática! Que, además, no parecen que
den una y sobre cuyas opiniones o estudios, dice nuestro Gobierno que decide.
En fin, no pretendo,
ni mucho menos, que todos coincidáis conmigo. Faltaría más. No soy de “Pensamiento
Único”. Otros, sí.
1 comentario:
Pues totalmente de acuerdo y añadiré.
Nadie le puso una pistola en el pecho a Sánchez para ser presidente, repito, nadie.
Se moría por serlo.
Que sea humilde con esa humildad de la que alardea y de paso a alguien que sí sepa gestionar este caos.
En este momento en España tenemos un problema muy grave.
No tenemos políticos de altura, tenemos becarios.
A la presidencia se viene aprendido no para aprender.
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