Conversación ajena
—No, no, así no podemos seguir, así que piénsatelo.
—Estoy de acuerdo: así no podemos seguir, pero la culpa no es sólo mía.
—No lo creo. Es tuya y sólo tuya. Yo no entiendo que nunca quieras hacerlo. O estás cansada, o te duele la cabeza, o es tarde, o es temprano, o llueve, o nieva... cualquier excusa es buena para ti.
—No me entiendes lo más mínimo: a mí me gusta hacerlo, pero de vez en cuando, cuando realmente vamos a disfrutar. Y lo hacemos. Lo que pasa es que a ti te apetece demasiado. Por ti, mañana, tarde y noche. Y si es ración doble, mejor. Y yo ese ritmo no lo aguanto.
—Es cierto que yo quiero más y más, pero tú no me das nada. Podrías esforzarte un poco, ¿no?
—Y tú podrías dominarte. Tu relación conmigo sólo se basa en eso. Y yo quiero otras cosas: cariño, atención, delicadeza, interés.
—Todo eso te lo doy. Pero lo desprecias porque únicamente piensas en lo mismo. Crees que todo lo que hago contigo va orientado a eso y lo malinterpretas.
—No me engañes. Es que todo lo que haces por mí tiene un único fin y tú lo sabes.
—No es cierto. Lo que pasa es que no me quieres entender.
—Es que, efectivamente, no te entiendo. No entiendo que tu único objetivo y tu única forma de estar bien conmigo sea ésa. Tengo la impresión de que no me quieres, no me respetas y de que soy sólo un medio para tus fines. Para eso lo dejamos y te buscas a otra. Así yo no te aguanto.
—Yo sí, yo te quiero y estoy dispuesto a ceder... si cedes tú. Podemos llegar a un acuerdo.
—¿Qué acuerdo? ¿Hacerlo cuando tú quieres?
—No, una vez cedo yo y otra tú. Parece justo, ¿no?
—O sea, que como tú quieres a todas horas, ¿lo hacemos a diario?
—Bueno..., no, me bastaría un día sí y otro no.
—¿Estás loco? Una vez a la semana y vas que chutas.
—Tres.
—Dos.
—Dos, los fines de semana y una, otro día.
—Una el fin de semana y otra cuando realmente me apetezca a mí.
—Y eso, ¿cuándo es? Que yo sepa, no te apetece nunca.
—Como siempre, estás confundido. No me das tiempo, siempre te me adelantas. Ten paciencia, por favor.
—Mira, mejor lo dejamos.
—Creo que sí.
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