—Me gustas más cuando ríes.
—Pues hoy no río.
—Es una pena.
—No es una pena. No todos los días se ha de reír.
—Yo creo que sí. La risa es muy sana. Además, es contagiosa y yo necesito que me contagies con tu alegría.
—Eso es muy cómodo... ¿por qué no te ríes tú?
—Yo me río cuando tú te ríes.
—Podría ser al revés, ¿no?
—No, yo no sé reírme sin ti.
—Pues hoy no busques mi risa, que estoy triste.
—Ya, ya lo veo. Y es una pena, insisto.
—¿Has probado a reírte tú?
—Sí, lo he probado, pero no me sale. Necesito tu risa.
—No estoy de humor.
—Cuéntame por qué.
—No, no sabría explicarlo. No sé qué me pasa.
—¿Lo intentamos?
—No, no insistas. Creo que lo mejor es dejarlo. Ya se me pasará.
—Como quieras.
...
—Oye.
—Qué.
—Necesito tu risa.
—Y yo.
—¿Entonces?
—Entonces, ¿qué?
—Pues que te rías.
—No puedo.
—¿Todavía no?
—No.
...
—¿Sabes? Tu risa es como la vida para mí. Es un soplo de aire fresco, es el sol que me alumbra cada día, es el agua clara que baña mi cuerpo, es...
—¡No seas cursi!
—Vale, pero adoro tu risa.
—No es para tanto.
—Sí, lo es. Sin tu risa el día está como nublado, no luce el sol.
—Pues hoy lloverá. Es más, hoy va a diluviar.
...
—No te enfades, pero déjame preguntarte: ¿qué puedo hacer para que te rías?
—Nada.
—¿Te hago cosquillas, te cuento un chiste?
—No te esfuerces. Y no me canses más, que hoy no tengo ganas de reírme.
—Como quieras.
...
—¿Sigues triste?
—Sí.
—¿Me lo quieres contar?
—No.
—¿Es por mi culpa?
—No lo sé.
—¿Quieres que me vaya?
—No.
—¿Te vas a reír?
—No.
—Ven, que te enseño algo.
—¿Qué es?
—Una foto.
—¿De quién?
—Tuya.
—¿Y por qué tengo que verla?
—Porque en ella te ríes... a ver si te contagias.
—Hoy no, no estoy de humor, ya te lo dije.
—Pero si la ves a lo mejor te ríes.
—No quiero.
—Allá tú.
...
—Está lloviendo.
—Ya te lo dije. Y diluviará.
—Si te rieras, no llovería.
—No lo creo, llovería igual.
—Prueba a reír y dejará de llover.
—No estoy de humor.
—¿Por qué?
—Porque no me río.
—¿Qué te pasa?
—Creo que la he perdido.
—¿Has perdido qué?
—La risa.
—¿La buscamos?
—No. No aparecerá.
domingo, 27 de junio de 2010
170. Tu risa, en 400 palabras (ciento diez).
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2 comentarios:
Me parece que es como esos días en que estás triste y te pones a escuchar música triste para revolcarte en tus propias miserias. Es que si estás triste no puedes reír, no puedes poner música alegre ni pensar en positivo, claro.
Un beso y una risa
Me parece que es como esos días en que estás triste y te pones a escuchar música triste para revolcarte en tus propias miserias. Es que si estás triste no puedes reír, no puedes poner música alegre ni pensar en positivo, claro.
Un beso y una risa
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