Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

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Guarismo.

jueves, 27 de diciembre de 2007

20. Desastre, en 400 palabras (siete).

Se acerca la Nochevieja de 2007... En 400 palabras, exactamente, narro lo que me ocurrió en la Nochevieja de 2005. La historia es real... creedme. Sólo inventé que el salmón iba con alcaparras (que, por cierto, no me gustan), cuando la verdad es que iba solo con las tostadas. ¡Que os divirtáis y tengáis un 2008 muy feliz...!

Desastre

Nochevieja, las seis de la tarde; preparando la cena del año, que este año toca en casa. Cierto nerviosismo, claro. Hay que hacer el cordero, los langostinos no, que los compramos ya cocidos; hay que preparar los aperitivos, que mi mujer se empeña en que sean vistosos, con el trabajo que lleva. Todos los años discutimos: “déjame que te ayude”, “no, que eres un manazas”, “¡pero si esto lo sé hacer!”, “¡vamos ya, harías un churro, seguro!”; “mira”, y preparo un espárrago envuelto en jamón con mayonesa y huevo hilado, “mira qué bien me queda” y, al mostrárselo, se me escurre de la mano y se estrella en el suelo, poniéndolo perdido; el espárrago rueda y el perro corre por él. Yo lo intento agarrar y piso el jamón, patino, caigo sobre el perro, que chilla, luego ladra, me agarro a la mesa para no desnucarme y el plato lleno de tostadas con salmón y alcaparras cae boca abajo, claro, y se esparce todo por el suelo. “Perdona”, le digo al incorporarme, “yo lo recojo, tú vete al salón”. Inútil. Le insisto. Peor. “Mira, antes de que pierda los nervios, lárgate de aquí. Yo me encargo de todo, que tú eres un desastre”. Me voy. Me llama. “Haz algo útil: saca la basura”. “Vale”. Salgo a la terraza, veo dos bolsas, una grande en el suelo y otra pequeña sobre el fregadero. Las cojo y pienso: “joder, por qué no meterá la pequeña en la grande, si cabe perfectamente. ¡Mujeres!”. Las deposito en los cubos que hay en el garaje. Vengo tan feliz de sentirme útil y pidiendo perdón a mi mujer en mis adentros. “Es una santa, pero un día de estos me va a matar y tendrá razón”. Entro y me siento. La mesa la ponen mis hijos, que a mí tampoco me deja. El año pasado rompí dos platos de la vajilla nueva y tres copas de la cristalería; tampoco me deja recoger, la última nochevieja tiré tres cubiertos de la cubertería nueva a la basura. Nos sentamos, ya estamos todos. “Voy por los langostinos”, dice mi mujer. Y la oigo gritar desde la terraza: “¡No me lo puedo creer! ¿Has tirado los langostinos a la basura? ¡Estaban en una bolsa blanca sobre el fregadero…!” Yo no digo nada, me pongo rojo, me levanto, salgo de casa a buscar los langostinos… y no sé si volveré.


(P.D.: excediendo las 400 palabras, diré que, finalmente, recuperé los langostinos del cubo de la basura y volví a casa. Por cierto, los langostinos estaban exquisitos...)

© 31 de diciembre de 2005, el autor de este blog.

5 comentarios:

Ana Pedrero dijo...

jajajajaja. Genial. Yo hice algo parecido, pero peor, en plenas vacaciones veraniegas. Ya te lo contaré.

Un fuerte abrazo y, por si no nos vemos ni nos leemos, FELIZ AÑO.

Guarismo dijo...

Gracias, Ana (¡qué rápida eres, acabo de publicarlo).

Un abrazo fuerte y un 2008 muy grande para ti y los tuyos.

Ana Pedrero dijo...

Este azul mola. Es precioso. Recuerda el azul del mar los días medio nublados, cuando miras desde el Campo del Sur hacia San Fernando. :)

Un beso.

Guarismo dijo...

Sí, lo es. Ayer me entretuve cambiando colores... (así no me dirás que los copié del tuyo..., ja,ja). Intenté poner el azul de la mar que aparece en mi cabecera, pero no me deja. Éste es el más parecido. Me alegra que te guste.

¿Me enviarás un correo algún día?

Un abrazo.

estrella de mar dijo...

Hace unos días que ya no entraba... con el lío de los viajes y no el parar en casa hacía tiempo que no hacía ronda de visitas. Pero ya tocaba.

En mi casa no es tradición tirar los langostinos a la basura (suerte que no fuiste al contenedor, como me hubiese pasado a mí... porque yo ahí no hubiera metido la mano). Simplemente olvidamos año tras año poner el bol con la ensalada, igual que año sí y año no olvidamos brindar con cava.

Olvidar es casi tradición... así que feliz noche de olvidos!!