Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

sábado, 10 de noviembre de 2012

293. Conferencia, en 400 palabras (doscientas siete).

Conferencia

Era mi primera conferencia en inglés. Llevo tiempo aprendiéndolo, me voy soltando poco a poco… y esta vez acepté el reto. Fue en Pisa, ante un auditorio más que respetable procedente de más de treinta países.

Hablo inglés con mi acento andalú. Los que me quieren me dicen que ese acento me da un gracejo especial y simpático y que me queda muy bien. Eso espero.

Llega el día y la hora. Para empezar, la compañía aérea me pierde la maleta, con traje y ordenador incluidos. Me presento en vaqueros y camisa arrugada, deportivas y barba de dos días. Pude comprarme una hojilla de afeitar pero, la verdad, con los nervios ni se me ocurrió. Todos trajeados y con corbata, menos yo. Me miraban raro.

Afortunadamente, llevaba la presentación en un “pendrive” y se la pude dar al técnico. Me dice que hay dos diapositivas en negro. “Bórralas” le dije. Al rato me dijo algo en italiano que no entendí, pero asumí que lo había hecho.

Llega mi turno: “Good morning and thank you very much…” comienzo. Mientras digo las clásicas palabras de agradecimiento, miro la pantalla donde debería mostrarse mi presentación. Nada. Anuncio que, en breve, podrán ver las diapositivas. Me pongo nervioso y hablo inseguro, pero me lanzo en caída libre a dar mi conferencia tan ensayada. Por fin aparece un técnico, que se me acerca. “Excuse me”, digo al público, y lo atiendo. “What do you mean? Have you deleted my presentation? Sure?”. “Yes, sir”. “¡Oh, my God!”. Carcajadas, porque no cerré el micrófono. Miro al público buscando a mi compañero, que tiene una copia, y, levantando las cejas hasta la altura del flequillo, le hago indicaciones. No me entiende. “¡Pisha, ven!”, en andalú (lo de “pisha” no lo habrán entendido, espero).

Aprovecho para explicar mi atuendo. Me lío con mi inglés porque eso no estaba en el guión, pero consigo hacerme entender y, de nuevo, hacer reír al público, que me aplaude. Mientras, lanzo la presentación y… ¡horror, no es mi conferencia! “¡Pepe, caraho! ¿Te importa?”, en castellano y chillando (lo de “caraho” no lo habrán entendido, espero). Risas. Pepe vuelve al ordenador. “Excuse me”, otra vez.

Finalmente, mis diapositivas se proyectan. Avanzo hasta la que toca. “Great! Here you are…”. Y la presidencia me dice: “Just five minutes”. “Ah, no!”. Aguanté estoicamente las múltiples advertencias de tiempo y terminé mi conferencia. Por mis cohones.

(Ésta es una historia real. Le ocurrió a unos de mis hermanos no hace mucho. Me he permitido contarla en primera persona, con alguna licencia. Gracias, J. Ramón).

No hay comentarios: