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domingo, 31 de julio de 2011

227. Vacaciones, en 400 palabras (ciento cincuenta y ocho).

Vacaciones

Cambio de rutina. No es que la que tengo ahora no me guste. Casi no es rutina, hago cosas diferentes cada día. Pero la rutina de las vacaciones me encanta. Creo que ya la conté aquí alguna vez, pero no estoy seguro. En cualquier caso, la cuento, de nuevo o de nuevas.

Nos levantamos temprano, sobre las ocho. Desayuno, poco más, y a la playa. A las nueve llegamos a nuestra cala preferida, que suele estar vacía a esa hora. Apenas da el sol todavía, que el acantilado proyecta su sombra sobre la arena. Depende de la marea, hay más o menos arena seca o húmeda. Toca pasear (a mi mujer, a buen ritmo) y correr (a mí). Comienzo el verano con 15 minutos el primer día y lo termino en 45, más o menos. El resto del año no corro, aunque juego al squash o racket tres o cuatro veces por semana. Creo que estoy en forma, pero correr es un deporte distinto y he de cuidar no coger las agujetas de los primeros días.

Luego, un buen baño. Si aparece por allí Manolo, jugamos un rato a las palas. O con algunos de mis hijos, cuando van. Más tarde, sesión de fotos a las olas, la arena, las rocas, las gaviotas... Aperitivo de patatas fritas al ajillo, que en la playa saben de maravilla. Un pitillo y un paseo. Y tumbarse a tomar el sol. A veces me quedo adormilado, es una delicia.

A las doce o doce y media, a casa. Ya a esas horas la playita se ha llenado de gente. Ducha, riego a veces, alguna actividad en la casa y a comer. Luego, siesta. Salvo que haya que salir de compras, tiempo libre hasta la hora de la cena. Lo aprovecho para leer y escribir. Cena y partida de cartas. Y a la cama.

Es una rutina tranquila, reconfortante, relajante. Me gusta. Me hace feliz.

Este año la rutina se romperá unos días porque celebramos las bodas de mis dos hijos para todos mis hermanos. Y vienen mis cuñados a casa ese fin de semana. Pero, bueno, merecerá la pena. Nos juntaremos unos sesenta en casa. Lo pasaremos bien y ellos se merecen la fiesta.

Aún no sabemos si serán tres o cuatro semanas de vacaciones. Dependemos de mi mujer, que yo ya no tengo obligaciones laborales. Si son cuatro, será todo un lujo.

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