Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

sábado, 19 de febrero de 2011

204. Amigo, en 400 palabras (ciento treinta y ocho).

Amigo

Bueno, le llamo amigo porque coincido con él fumando en la puta calle y charlamos los minutos que dura un pitillo. Y no siempre coincidimos, aunque es curioso cómo el ansia de nicotina se nos sincroniza unos días sí, casi al segundo, y otros no.

Charlamos y nos vamos contando paulatinamente nuestras vidas. De él he sabido que le da por la meditación y es un hombre feliz. “Cada día”, me decía ayer, “me influyen menos los acontecimientos externos”. “La felicidad está dentro de uno mismo”, me dijo hace unos días, “y no depende de lo que uno posea”. Me explicó varias veces lo de la meditación, aunque reconozco que necesitaría más tiempo para entenderla y practicarla. No es que no crea en ella, no es así. De hecho, durante un tiempo, seguí un pequeño manual de meditación Vipassana que otro amigo me dio y la practiqué durante unos días. Reconozco que relaja y fortalece, pero se necesita romper muchos vicios y lazos que a estas alturas de mi vida, y tan acostumbrado ya, no sé si seré capaz.

A lo que iba. Este “amigo” (lo entrecomillo porque realmente aún no lo puedo calificar así, pero algo emanamos que, al menos a mí, me atrae; habrá química, como se suele decir hoy), este amigo, decía, tiene una forma de ser especial. No es frecuente encontrar a alguien así. Filosofa y me dice que al final cada uno de nosotros forma parte de un todo y que el día que la humanidad así lo entienda, se acabarán los conflictos y el mundo será feliz. Más o menos. No recuerdo sus palabras textuales ni sé en qué creencias, orientales sin duda, se basa. Me habló también de la reencarnación. Cuando le pegunté, en plan irónico, si me podía reencarnar en escarabajo me dijo algo así como “eso depende del karma”. No pudo explicarme más porque se acabó el pitillo... y, además, había que volver al trabajo. Me quedé con las ganas, pero se lo preguntaré otro día.

Me he propuesto que me enseñe a meditar, aunque será difícil hacerlo en clases de tres minutos cuatro veces al día, el día en que nuestra ansia de nicotina está sincronizada en el tiempo, y ninguna vez muchos días. Pero reconozco que me atrae mucho eso de que la felicidad está dentro de uno y no depende de nada más. Y yo quiero aprenderlo.

A Óscar

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Guarismo, escribí esto para compartirlo con mis amigos de facebook y también lo quería compartir contigo:


¡Pero qué confundido estaba! Toda la vida identificándome con cosas, con posturas, con ideas, con pensamientos, con tener o no la razón.

Pero qué confundido estaba, por ser feliz por llevar estos u otros pantalones de marca, por ser de pensamiento de una política, por intentar ser reconocido por los demás, por sobresalir por mis posesiones o por ser adulado por los demás. Por ser de un pueblo, y odiar al pueblo vecino, por verme diferente al prójimo, por reconocer lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo. Por querer y qué me quieran, por pensar que la felicidad me la proporcionaría otra persona.

Siempre identificándome, siempre yo, siempre mi, mi, mío, siempre con objetivos, siempre con deseos, siempre buscando el placer.

A estas alturas de la vida, sólo sé que no sé nada, como dijo Sócrates, a lo que añado, en la nada me sumerjo y en la nada lo soy todo.

Llevo tres años, cada día me sumerjo en la nada, y de ella he aprendido, lo confundido que estaba, siempre identificándome, diferenciándome de lo observado. Si en la nada no hay nada, no puedo observar nada, y si de la nada llego al todo, sólo cabe la posibilidad de observarme en todo.

Y así, ahora, cuando leo sobre una violación, soy violador y ser violado, cuando leo sobre una guerra, soy asesino y asesinado, cuando leo sobre un maltrato, soy maltratador y maltratado, cuando leo sobre amor, soy amante y ser amado, somos todo lo qué pasa.

Ya no me veo, como un ser individual, con sus deseos y anhelos, con sus virtudes y defectos, ahora, me sumerjo en la nada, donde solo hay silencio, y solo veo que somos partes de una nada, que lo es todo.



Óscar

Guarismo dijo...

Gracias, Óscar. Trataré de sumergirme en la nada, que es todo, como tú dices, aunque supongo que no es fácil.

Un abrazo.