Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

sábado, 27 de noviembre de 2010

192. Cuasi feliz, en 400 palabras (ciento veintiséis).

Cuasi feliz

No puedo quejarme: soy casi feliz. Aún me falta alguna que otra cosa que solucionar, por eso soy casi feliz, no feliz del todo. Pero son cosas sin importancia: algunas se solucionarán solas, con el tiempo; otras, puede que nunca, y tendré que aprender a vivir con ellas, qué remedio; por el resto habrá que luchar y encontrar solución. Seré capaz, supongo.

Si miro al pasado, claro que hay cosas que no me hacen feliz, pero así es la vida y he de aceptarla. Lo mejor es no mirar atrás, sino al presente y al futuro. Si miro, puedo decir que, en general, estoy satisfecho, aunque me tire de los pelos, impotente, por algunas acciones y decisiones. He cometido errores, muchos, he actuado mal, mucha veces, he cometido estupideces, muchas también; algunas no me las he perdonado aún, pero convivo con ellas. Es humano, me digo. Bien me hubiera gustado no cometer errores ni estupideces... me hubiera gustado ser perfecto, como a todos. Me hubiera gustado haber sido mejor persona, buena por lo menos, aunque muy mala no creo que lo sea.

Si miro atrás, a mi alrededor, echo de menos a muchos seres muy queridos, a los que ya no tengo: les llegó su hora. Es difícil creerlo así, a veces me resisto, pero he de asumirlo, aunque me produce una sensación extraña. Así es la vida, finita. Viven en mi memoria y en mi cariño.

Si miro al hoy, no me puedo quejar. Todo va bien. Es de agradecer. Quiero y me siento querido, ¿qué más puedo pedir? Disfruto de las comodidades suficientes que nos proporciona el bienestar de la sociedad en la que me ha tocado vivir. Hay muchísimas personas que sufren lo indecible y mueren prematuramente porque nacieron en lugar equivocado. No es mi caso y debo alegrarme por ello, agradecerlo.

Si miro al mañana, lo espero con buen aspecto. Nunca se sabe, claro, pero apunta a ello. ¡Ojalá! No hay nubarrones negros a la vista, los que había ya descargaron. Seré optimista. Mi vida discurre por derroteros apacibles, que no sé si me he ganado, pero sí mi gente más cercana, que ya era hora.

En definitiva, que si alguna vez me siento triste o desganado, o simplemente desanimado, no tengo derecho. Debería sentirme feliz y demostrarlo. Debería derrochar buen humor y optimismo, y contagiarlo a los que me rodean. Me debo convencer.

No hay comentarios: