Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

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jueves, 18 de junio de 2009

115. Envidia, en 400 palabras (setenta y seis).

Envidia

Siento envidia, supongo que de la buena porque no quiero hacer mal a nadie. Siento envidia de muchos y de muchas cosas. Por ejemplo, siento envidia de nuestros políticos, que de vez en cuando dicen frases lapidarias que quedan para el recuerdo, como la de “los brotes verdes” de una ministra, los “miembros y miembras” de otra o las “coincidencias planetarias” de una joven política, o lo de “jóvenes y jóvenas” de otra, no tan joven ya. Ahí quedan. Son frases para no olvidar. Yo tenía un amigo que una noche, ante no sé qué acontecimiento, dijo “estoy obnubilado”; y lo dijo solemnemente, con la consiguiente carcajada general. Pero la frase se recuerda.

En cambio yo creo que no he dicho ni escrito una frase lapidaria en mi vida. Y eso lo envidio. No se me ocurre ninguna como a Churchill o a Groucho Marx, que se les ocurrían a cientos. Los envidio, sí.

Envidio también a Ana, a Jenny, a Marina, a Carolina y a Noelia (podría citar una larga lista), compañeras de bitácoras casi anónimas —bueno, ya casi nos conocemos— por lo bien que escriben. Es una auténtica delicia leerlas. No importa que escriban de hechos reales o de historias inventadas, que siempre lo hacen con un estilo que da envidia. Cada una a su manera, pero rozando la perfección.

Yo, en cambio, he de conformarme con escribir de vez en cuando unas 400 palabras con poco ingenio y cuyo fin, finalmente, es escribir pasándomelo bien un rato, que no sé si para entretener a otros; seguramente no, aunque algún piropo que recibí me halagó en exceso. ¿Para quién o para qué escribe uno? No lo tengo claro. Unos, que saben hacerlo bien y luego venden, lo harán por la fama y el dinero. Otros lo haremos para los amigos más próximos, algunos anónimos o desconocidos, y lo publicamos en la Red. Otros, por el puro placer de escribir, no importa las consecuencias. Yo creo que casi todos lo hacemos por placer. Por ese placer íntimo que proporciona toda (buena) obra a su autor. La creatividad es placentera, sin duda (yo, que trabajo en Informática, siempre defendí que lo más bonito de este oficio es programar, por lo que de creativo tiene; lástima que hace años ya que no lo hago).

También envidio a quien es capaz de escribir una novela, publicarla y tener éxito. ¡Qué envidia!

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos sentimos envidias de ese tipo. Lo curioso es cuando te das cuenta de que tú eres envidiado también. Como me ha pasado a mí al llegar aquí, suponiendo que esa tal Jenny soy yo misma, jajaja.
Yo no creo que la envidia pueda llegar a ser sana... la puede haber con o sin maldad, pero envidia sigue siendo. Yo también la siento y la siente muy a menudo. Y se pueden hacer dos cosas: o intentar hacer daño a la otra persona o querer superarse para dejar de sentirla.
Un beso, Miguel.

Guarismo dijo...

Por supuesto que esa Jenny eres tú misma, Fusa... Claro. Bueno, como no te quiero hacer daño, ni a ti ni a nadie, no me das más opción que superarme... ¿lo conseguiré?

Un abrazo,

Miguel

Marina dijo...

Muchas gracias, Miguel, por la parte que me toca. Yo también soy envidiosa, aunque intento trabajarlo. En el budismo dicen que una de las indicaciones de que estás siguiendo el sendero de la liberación es que empiezas a sentir "muditta", o alegría por la felicidad ajena. Espero que algún día lleguemos a conseguirlo.

Un abrazo.

Marina dijo...

Perdón, mudita. Como el enanito de Blancanieves, pero en chica ;)

Guarismo dijo...

Yo me alegro por la felicidad ajena, o sea, que consigo la mudita o como quiera que se llame en el budismo. Mi problema es que me gustaría ser mejor, escribir mejor, ser más inteligente, más original... y por eso envidio a otros. Cuando os envidio a vosotras, no quiero decir que no me alegre de lo bien que escribís, todo lo contrario. Lo disfruto.

Un abrazo, Marina, y suerte en tu nueva singladura, aunque sea más larga de 24 horas... (por cierto, te regalaré esta palabra).

Un abrazo,

Miguel

Bicho dijo...

Vaya Guarismo, si tú que tanto me haces disfrutar con tus "400" sientes envidia... yo debería estar subiéndome por las paredes, jejeje!

Yo creo que el talento y el éxito, por suerte o por desgracia, no suelen ir de la mano. Hay algo de azar en todo eso; de estar en el sitio adecuado, en el momento preciso y rodeado de según qué gente. No todo el que tiene talento triunfa, ni todo el que triunfa tiene talento.

Pero tú ya has conquistado unos cuantos lectores. Sin patrocinadores; sólo escribiendo. Y yo creo que eso es talento, ¿no?

Así que espero que continúes por aquí haciéndonos disfrutar cada día... y superándote!

Un besazo!

Guarismo dijo...

Gracias, Bicho. No hay palabras más que para agradecerte lo que escribes de mí...

Un fuerte abrazo,

Miguel