El fantasma
Tenemos un fantasma en casa. En serio. Aún no me lo he encontrado, porque yo soy miedoso y no me atrevo a levantarme de madrugada, que es cuando él se pasea por la casa. Pero el fantasma existe y casi todas las noches va a la cocina, no sé si a otras habitaciones también.
Tengo una prueba irrefutable:
Mi mujer y yo cenamos a diario muy frugalmente: un único plato
y casi siempre sin pan. Lo hacemos sobre las 8,45 cada día, puntuales. Cuando
terminamos, recogemos la mesa, como es natural, y la dejamos limpia. Ella o yo,
depende del día o de quién la coja antes, pasamos la bayeta por la mesa y la
dejamos inmaculada. Ni una mota de polvo, ni una miga de pan el día que cenamos
con pan, los menos. Últimamente, además y por lo que voy a contar ahora, nos
fijamos bien: sobre la mesa no queda nada, absolutamente nada; insisto, ni
miguitas de pan ni motas de polvo. Una vez limpia, mi mujer o yo, depende del
día o de quién empiece antes, coloca los útiles del desayuno, tazas, platos,
cubiertos y servilletas y el otro pone sobre la mesa el azúcar (blanco para
ella, moreno para mí), el nescafé y la fruta (plátanos y naranjas; a veces,
unas uvas o algún kiwi). Los útiles están limpios (han salido del lavaplatos) y
la fuente de fruta no tiene nada por debajo (ya me encargo yo de pasar la
bayeta).
Una vez terminada la cena y las tareas enumeradas, nos vamos
al salón a disfrutar de nuestro rato de ocio. Después, a la cama. Mi mujer se
acuesta antes que yo, que ha de madrugar pues aún trabaja (afortunadamente se
jubila en diez días) y yo ya disfruto del jubileo. Luego, voy yo. Antes, y por
lo que ahora digo, reviso la mesa de la cocina y me voy satisfecho de verla
limpia, como la habíamos dejado.
A la mañana siguiente, casi todos los días, oigo gritar a mi
mujer, que se levanta antes que yo: ¡Ahhhhgggg, hay migas otra vez! Me levanto,
voy a la cocina y, doy fe, sobre la mesa de la cocina, ayer impoluta, hoy hay
miguitas de pan.
—¡No es posible!
—No. Y ayer cenamos sin pan.
—Es el fantasma.
—Sí.
—¿Tenemos un fantasma?
—Seguro.
Esta conversación se repite casi a diario. Tenemos un
fantasma en casa.
1 comentario:
Parece claro que hay un/una fantasma en tu cocina. Vamos a ver, las migas de pan no se desmigan solas sobre esa inmaculada mesa....Esto se pone interesante. Hay que descartar perro, gato, hurón, pájaro etc. Luego pasaros una noche en la cocina y ver como las migas se esparcen por la mesa. ¿Algún patrón concreto? ¿Densidad variable? ¿Algún sonámbulo en casa? Si no encontráis respuesta Arturo y Javier tienen un equipo completo de cazafantasmas que te vendrá muy bien. Por sólo 1000€ te dejan la casa limpia de migas y podréis dormir en paz.
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