Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

237. Hacer nada, en 400 palabras (ciento sesenta y uno).

Hacer nada

Me encanta el chiste. Y tenía ganas de hacerlo realidad, después de un montón de años trabajando. No tenía previsto todavía “hacer nada”, pero los avatares de la empresa, por culpa de la maldita crisis ¿qué crisis?, me han dejado sin “hacer nada”. ¡Qué le voy a hacer! No pude hacer nada y ahora lo que hago es nada. Y aún no terminé.

¡No hago nada! Bueno, en honor a la verdad, no es cierto. Hago muchas cosas. Tengo mi agenda llena, pero no voy a contar lo que hago, que no interesará a nadie. Sin embargo, reconozco que la posibilidad de “hacer nada” me causa una enorme satisfacción. Cierto es que hay que hacerlo muy bien.

Levantarme un día por la mañana, temprano —no consigo hacerme con el horario de un parado o prejubilado—, mirar la agenda y preguntarme: ¿qué voy a hacer hoy? y responderme: “nada”, es una delicia. No tener ninguna obligación, no depender de un jefe, una empresa o unos colaboradores es una delicia. Hoy voy a “hacer nada” y me lo digo mirando al espejo y en voz alta. Y me río, y grito por la ventana “¡hoy voy a hacer nada! y mañana también por si hoy no termino”, haciendo mío el chiste. Algún transeúnte me mira pensando que estoy chiflado y un vecino que me odia me mira con desprecio. Este vecino está jubilado, que lo veo asomarse durante horas por el balcón. No hace nada, pero probablemente no es capaz de reconocerlo y está frustrado. Por eso desprecia lo que digo, y a mí. Yo, en cambio, estoy encantado “haciendo nada”. Después de muchos años trabajando, y mucho durante muchos de ellos, decirme a mí mismo que hoy voy a “hacer nada” me parece de un lujo asiático. Una gozada, vamos. Es obvio que “hacer nada” no es no hacer nada. Siempre se hace algo. Pero tener la sensación de “hacer nada”, en contraste a lo mucho que hacía cuando trabajaba, supone disfrutar de una libertad a la que no estaba acostumbrado. ¡Soy libre, hago nada!

A veces mi mujer se preocupa y me pregunta lo que en el chiste: “¿qué vas a hacer hoy?”. Nunca me he atrevido a responderle que “nada”, no sea que piense que me aburro, pero a partir de hoy lo haré: “voy a hacer nada y mañana también por si hoy no termino”.

1 comentario:

Guarism0 dijo...

Da envidia leerte, buen planteamiento...

2 consejos : cuenta en twitter y post cortos con un " seguir leyendo" y más contenido dentro.

Mientras tanto, tuitearé en tu nombre