Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

domingo, 22 de enero de 2012

247. Importante, en 400 palabras (ciento sesenta y nueve).

Importante

—Tengo algo importante que decirte.
—Ya, y yo que hoy voy a cocinar de cine. Verás…
—Vale, vale, seguro que lo haces muy bien, pero es que lo que tengo que decirte es importante.
—Ya me lo has dicho. Como siempre tú tienes preferencia, lo tuyo siempre es más importante que lo mío, tú…
—Mira, no empieces. Lo que dices no es cierto. Siempre te doy preferencia a ti y te escucho.
—¡Eso quisiera yo! Nunca me escuchas y si lo haces, rara vez, ignoras lo que te digo.
—Vuelves a faltar a la verdad, o a mentir, como prefieras. Tienes obsesión con que no te hago caso y no es cierto.
—¡Ah! Con que siempre me haces caso, ¿no? Y el otro día cuando te dije…
—Ya, ya. Reconozco que ese día actué mal y no te hice caso, pero fue sólo esa vez. “Una vez maté un burro y me llaman mataburros”.
—¿Sólo esa vez? ¿Y cuando te dije que pusieras…?
—¿La bombilla? Bueno, dos veces. La verdad es que me lié escribiendo y, aunque te dije que sí, luego me olvidé.
—Ya van dos. ¿Quieres que te recuerde más?
—No, porque no hay más.
—¿Qué no? Y el mes pasado cuando…
—Vale ya. Si te remontas en el tiempo… creo que es pasarse, ¿no?
—¿Pasarse? Es que no me haces caso nunca, o no me escuchas. Por ejemplo, ¿qué te dije que iba a cocinar hoy?
—Pues, pues…, sí, una carne exquisita, creo.
—No, ¿lo ves como no me escuchas? No dije qué iba a hacer, sólo te dije que hoy iba a cocinar de cine.
—Sí, de acuerdo, pero es que yo tengo que decirte algo importante.
—Lo tuyo siempre es importante; en cambio lo mío es siempre una nadería.
—No, no digo eso. Pero es que en este caso lo que tengo que decirte es de verdad muy importante.
—Claro, como siempre.
—No, no es el caso. Esta vez va en serio. Otras veces lo que te digo o tengo que decirte no es tan importante y normalmente te escucho y te hago caso. Rara vez te interrumpo.
—Eso no te lo crees ni tú.
—Bueno, pues si no quieres escucharme, no lo hagas. No te contaré nada, aunque lo que tenía que decirte era importante.
—¡Ah! ¿Ya no me lo vas a decir?
—Ya no.
—Pues entonces yo tampoco cocino. Come fuera.

No hay comentarios: