Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

sábado, 7 de enero de 2012

245. De compras, en 400 palabras (ciento sesenta y siete)

De compras

—¿Qué?

—Nada.

—Pero has dicho algo.

—Sí, pero te prometí no hacerlo, así que olvídalo.

—Como quieras. ¿Te gustan estos pantalones?

—¡Vaya…!

—¿Qué significa “vaya”?

—Según el DRAE algo que satisface o que, por el contrario, decepciona o disgusta. Pero yo creo que significa que ni mucho ni poco, que no me entusiasman esos pantalones, vamos.

—Pues a mí, sí.

—Pues cómpralos.

—Pero si a ti no te gustan…

—Yo no he dicho eso, he dicho un escueto “vaya” que no implica que no me gusten.

—Pero no te entusiasman, lo has dicho.

—Sí. Pero decides tú.

—Pues no sé… ¿tú qué opinas?

—Ya te lo he dicho: ¡vaya…!

—Bueno, pues… tienes razón, a mí tampoco me entusiasman. No me los compro.

—Pruébate éstos si quieres.

—Sí. Pero no. No me compro nada.

—Pero…

—Ya te lo he dicho. Nada. Y no te pongas pesado, no me obligues a comprar.

—Pero si no te obligo, sólo di mi opinión.

—Pero quieres que compre.

—Yo no quiero nada. Quien quería comprar eras tú.

—Sí, pero ya no quiero, no me obligues.

—Y dale, que no te obligo, sólo hice un comentario.

—Siempre dando órdenes.

—No, únicamente dije “pruébate éstos”. Eso no significa que tengas que comprar. Además, añadí “si quieres”. Yo no te ordené nada.

—Sí que lo hiciste.

—Piensa lo que quieras, pero no lo hice.

—Es el problema de ir de compras contigo: siempre me das órdenes, no respetas mi libertad.

—Mira, tú siempre entiendes las cosas como te da la gana. Yo sólo sugerí que te probaras esos pantalones. No te obligué a comprarlos.

—Sí que me obligaste.

—No. Lo que pasa es que me interpretas como quieres. Creo que pagas tu frustración de no encontrar algo que te guste conmigo. Y yo no tengo la culpa.

—Es que tú estás siempre mandando y eso ya sabes que no lo soporto.

—Pero si yo no mando nada… ¡Y eres tú quien se inventa todo!

—Es inútil, tú siempre has mandado mucho y nunca me dejas decidir a mí.

—¿Cómo que no? En esta ocasión te he dicho muy suavemente que si querías podías probarte otros pantalones.

—No fue así, me estabas obligando. Además, los primeros que me probé no te gustaron.

—Yo no dije que no me gustaran. Dije “vaya”.

—¿Y qué significa?

—Ya te lo expliqué.

—Creo que ese “vaya” significaba que no.

—No.

—¡Uf! Eres insoportable.

No hay comentarios: