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domingo, 15 de mayo de 2011

216. Este mundo, en 400 palabras (ciento cuarenta y ocho).

Este mundo

Crisis, malos tratos, asesinatos, robos, niños muertos en incendios, novias asesinadas por sus inhumanos novios, mujeres asesinadas por sus maridos asesinos, indigentes muertos por el frío, o por un incendio en su pobretería, terrorismo salvaje, fallecidos y heridos graves en accidentes de tráfico, drogas, jueces que no juzgan, políticos que no actúan, injusticias por las esquinas, guerras olvidadas, muertos de hambre, niños guerreros, pobreza extrema, riquezas sin sentido, gente mala y mala gente, egoísmo extremo, maldad profunda, tragedias sin fin, sufrimiento eterno, niños maltratados, abusos sexuales, padres sin corazón, hijos sin sentimientos, atroces acontecimientos, tragedias naturales inexplicables, fanatismo sin sentido, vida en la edad media de algunos pueblos, pueblos que matan a sus varones recién nacidos para evitar guerras entre tribus, tribus que lesionan a sus mujeres, y las desprecian y las lapidan, sectas con principios satánicos, fanáticos religiosos (en el nombre de Dios se han hecho siempre barbaridades), mafias con poder desorbitado, guerras, muertos, heridos, muertos inocentes, guerras...

También hay cosas buenas, claro, y gente buena, sobre todo gente buena. Si no, este mundo no existiría o no debiera existir. Gente que se entrega a los demás, sin reservas, sin egoísmo, renunciando a todo lo suyo; gente que lucha por los demás, de buena fe, con entusiasmo, aún a riesgo de su bienestar, cuando no de su vida. Gente que da ejemplo con su bondad, gente generosa que comparte lo que tiene. Gente, en fin, que salva a la Humanidad de catástrofes mayores con su admirable bonhomía, si no su santidad.

Y gente normal: que estudia (si puede), trabaja (si puede), cuida de su familia y vive por ella, se relaciona con sus amigos, los cuida, se divierte, disfruta, sufre a veces, sueña, discute, se enfada, perdona y, en general, no hace daño a nadie, o no conscientemente. La inmensa mayoría, en este mundo occidental que nos ha tocado vivir, con sus grandes comodidades, ventajas y beneficios que nos proporciona tanto progreso económico, social, tecnológico. Gente normal que se ocupa de su vida personal, laboral y familiar sin meterse con nadie, que desea vivir en paz y ambiciona, con licitud, un nivel de felicidad razonable. Felicidad que no siempre alcanza, o lo hace sólo por temporadas y luego se trunca por una desgracia. Aunque las estadísticas dicen que el nivel de felicidad de nuestra gente es moderadamente elevado (no sé qué significa moderadamente elevado, pero suena bien).

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