Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

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viernes, 14 de mayo de 2010

164. No sigas por ahí, en 400 palabras (ciento seis).

—No sigas por ahí, eso no conduce a nada.
—¡Que te lo crees tú! Ese camino es el bueno.
—Yo creo que no.
—Te equivocas.
—Mira, la prudencia dicta que no debemos aventurarnos sin estar seguros. Y ni tú ni yo lo estamos.
—Yo casi lo estoy.
—Pero no del todo.
—Bueno, pero merece la pena correr el riesgo.
—Mide las consecuencias.
—Ya lo hago y creo que debemos hacerlo.
—¿Y adónde nos llevará?
—No lo sé, precisamente se trata de averiguarlo.
—Es como caer en el vacío, tengo esa sensación.
—Pues yo, no. Además, creo que es la única alternativa que tenemos.
—Hay otra.
—¿Cuál?
—No abordarlo.
—Ya, pero entonces no solucionamos nada.
—Quizá sea mejor.
—Yo creo que no. Esto hay que aclararlo.
—Nos conocemos y los dos sabemos que no es el mejor camino.
—Hazme caso. Si lo hacemos, nos quedaremos tranquilos.
—O saltará todo por los aires.
—No, no lo creo.
—Te veo con mucha seguridad, pero no depende sólo de ti.
—Ya lo sé, depende de los dos, y cuento contigo.
—No lo sé. A lo mejor, si tomamos ese camino... yo creo que es mejor dejarlo como está.
—Yo no opino así. Ya sé que no estamos de acuerdo pero, si no tomamos la decisión, lo que estamos haciendo es trasladar un tema serio a una discusión estúpida.
—Ésta no es una discusión estúpida, estoy tratando de evitar problemas.
—Las cosas hay que aclararlas, si no, saltan cualquier día y con más virulencia.
—Ésa será tu forma de pensar, la mía es la contraria: lo mejor es dejarlo pasar y así no discutimos.
—Pero estamos discutiendo ya.
—Sí, pero sobre un tema sin importancia, no sobre el problema real.
—Lo que es absolutamente estúpido.
—Al revés, discutimos sobre esto, nos desfogamos, y olvidamos la discusión gorda.
—¡Ah! con que iba a ser una discusión gorda, ¿no? ¿Esas tenemos?
—Bueno, no te pongas así, pero sabes que es muy probable que discutamos a brazo partido.
—A lo mejor, no. Sólo se trata de aclarar el tema, no tenemos por qué discutir.
—¡Vamos ya! Si estamos discutiendo por esto, imagínate lo que discutiríamos por el tema que nos ocupa.
—No nos ocupa todavía.
—Mejor.
—¿Mejor?
—Sí, es obvio. Tal y como te pones terminaríamos fatal y yo no quiero eso.
—Yo tampoco, pero necesito aclarar el tema, no puedo más.
—¿Y si lo dejamos ya?
—¡No!

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