Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

domingo, 29 de marzo de 2009

102. Haikus (cuatro) en 400 palabras (sesenta y seis).

Los haikus son esto:

Haikus: tres versos
que tienen cinco, siete,
cinco sílabas.

Y si me autorizo la sinalefa, los puedo definir así:

Haikus son versos
hechos de cinco, siete y
cinco sílabas.

He escrito otros 43 y también en 400 palabras. Mi obsesión, mi fijación por las 400 palabras, debe ser algo enfermiza, quizá. Me quita libertad, pero me disciplina. De algo valdrá. Cuesta ajustarlas, más en versos, más si son de 5, 7 y 5 sílabas. Pero me divierte. Creo que sólo en uno me permito la sinalefa, los demás son de métrica precisa.

Los siguientes 43 haikus son también monotema. En esta ocasión sobre la mujer y en 400 palabras. Ahí van.


43 haikus sobre la mujer

El sol deslumbra,
pero no tanto como
tus bellos ojos.

Senos pequeños
que muestran tu belleza,
tu armonía.

Tu perfil griego
de nariz perfecta y
frente despejada.

Soñé contigo
cuando tú me soñabas;
soñamos juntos.

Tus ojos verdes,
más profundos que la mar,
me vuelven loco.

Tu cara bella,
tu cuerpo grácil, ágil,
juventud plena.

Tus labios rojos,
tu mirada profunda,
me enamoran.

Te conocí y
me dije: eres para
mí, y así fue.

Tus bellas piernas
sostienen bello cuerpo,
así eres tú.

Dulce mirada,
dulces ojos, sonrisa
dulce y bella.

¡Qué bonitos son
tus labios cuando ríes
desenfadada!

Tu amor es al
mío como el cielo
es a la tierra.

Me gustas, mujer,
quiero estar contigo
para siempre.

Adoro, niña,
tu cara preciosa y
tus bellos ojos.

Quédate aquí,
conmigo, a mi lado,
eternamente.

Rosa que te doy,
beso que me regalas,
feliz que somos.

Te añoro más
cuando más cerca estoy
y no te beso.

Echo de menos
tu piel suave, morena,
y tan lejana.

Un beso, dos, tres,
cuatro, cinco, seis, siete,
ocho y nueve.

¿Me querrás si te
digo que me hechizas
con tu corazón?

Me enamoré
de ti como un tonto,
como lo que soy.

Besos, abrazos,
miradas y caricias,
sólo contigo.

Te fui fiel, aunque
tú me engañaras con
el jardinero.

Te amé siempre,
aun en momentos duros,
¿todo para qué?

Tienes derecho
a dejarme, si quieres.
Te esperaré.

Bella la danza
que esboza tu cuerpo
al desnudarte.

Desnuda mujer,
acércame tu calor
que siento frío.

Vi con asombro
tu cuerpo desnudo
y lo disfruté.

Ven a la cama,
acuéstate conmigo
y hazme feliz.

A tu alcoba
fui y compartí tu cama,
tímidamente.

Noches salvajes,
amores imposibles
en sueños rotos.

Niña bonita
que todo lo consigues,
pero a mí, no.

Extraña mujer
que me miras con odio,
no me insultes.

Niña soberbia,
carácter tempestuoso,
no te soporto.

La música de
tu voz suena como vals,
¡quién lo bailara!

Mujer gordita,
rellenita y redonda,
me hundo en ti.

Abre tu alma
que mi alma desea
entrar en ella.

Tu vientre llano
parte de tus montañas
de piel tostada…

…y desciende al
bello bosque dorado
entre tus muslos.

Ven, niña, ven y
mírame a los ojos,
que te adoran.

Lecho que dejas
helado cuando te vas,
sábanas frías.

Lágrimas tristes
que caen de tu rostro
siempre que lloras.

Mírame, mujer,
que quiero adorarte
mientras te miro.

© 2009. El autor de esta bitácora.

martes, 24 de marzo de 2009

101. Haikus (tres).

Me ha dado por los haikus. Son divertidos. Mi amigo Alejandro me los sugirió y le hice caso, aunque no sé si fue en mala hora. Me han gustado y me temo que inundaré de haikus esta bitácora. Lo haré por temas (siempre quedará un "varios"). Hoy va de haikus sobre los haikus y otra serie sobre las estaciones.

Haikus sobre los haikus

Dijo mi amigo:
“prueba los haikus, prueba”.
¡Qué mal amigo!

Cinco sílabas
dicen muy poca cosa
o más bien nada.

Siete sílabas
son muy pocas para
escribir algo.

Cinco, siete y
cinco sílabas pueden
ser suficientes…

…para ecribir
alguna cosa bella,
pero no siempre.

Haiku adictivo,
¿por qué empecé con el
primero? Malo.

Haiku perverso,
que me has enganchado
entre tus redes.

Haiku insulso,
quiero embellecerte…
y no lo logro.

Qué gilipollez
unos versos en haikus,
cosa baladí.

Versos en haikus:
creatividad, arte
e imaginación.

¿En qué quedamos?
¿Son buenos o son malos?
Son
comme ci comme ça.

Haikus en falso,
¿es verdad lo que dicen
o es mentira?

Malditos haikus,
me absorben el seso,
me obsesionan.

¿Quién lo parió?
Japoneses del siglo
octavo. ¡Vaya!

Trece siglos más
tarde aún sobreviven,
¿Pero qué tendrán?

Apuntan que los
haikus no se puntúan,
mas lo míos, sí.

Escribo haikus
con signos de puntuación.
¿Es lo correcto?

Benedetti no
lo hace. ¿Será así?
Yo no lo dudo.

Si Benedetti
dice haikú, yo digo
haiku. ¿Qué será?

Cinco da para
poco; siete para más;
diecisiete, más.

Tres versos para
expresar algo bello,
tres versos cortos…

…que suenan como
música breve, como
preciosos sones.


Haikus sobre las estaciones

La primavera
llega tras el invierno,
tan deseada.

No es verano,
aún es primavera,
¡qué maravilla!

Tras el verano,
el otoño lúgubre,
lleno de nubes.

Tras el otoño,
el invierno oscuro,
frío y triste.

Primavera y
verano, él tras ella,
como debe ser.

En primavera
amo, en verano no,
que hace calor.

Me enamoro
cuando las hojas caen,
en el otoño.

Me enamoro
en primavera, cuando
la flor florece.

Me enamoro
en el verano, cuando
hace mucho sol.

Me enamoro
en el invierno, cuando
el frío se extiende.

Me enamoro
cualquier día del año,
siempre que puedo.



© 2009, el autor de esta biácora.

jueves, 12 de marzo de 2009

100. "Enta" años, en 400 palabras (sesenta y cinco).

Enta años

Mañana cumplo enta años. ¡Joder! No me lo creo, me parece imposible. Son muchos y no creo haber vivido tantos. Pero eso dice mi carné de identidad, así que será verdad.

¡…Enta años…! No me lo creo.

Hoy me voy a dedicar a mí estas cuatrocientas palabras. Voy a regodearme en mi vida, a modo de homenaje… ¡Enta años no se cumplen todos los días!

¿Qué resalto de mi vida?

Hermano mayor de doce hermanos… escuela de vida, con unos padres –que ya nos dejaron- cuya vida fue la entrega a sus hijos, no les cabía otra opción (y lo hicieron con gusto y generosidad, ya lo creo).

Estudios… intenté la Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos (vaya nombre más rimbombante) y no pude con ellos. Me atasqué en segundo curso, que era selectivo por aquellos tiempos. Hasta que mi novia, recién conocida, me convenció de que cambiara de carrera, y acertó. Estudié Matemáticas.

Resumo mi situación hoy: casado, felizmente y fielmente, con esa novia que me hizo cambiar de carrera, con dos hijos, ambos con pareja estable, simultaneando estudios y trabajo, comenzando a labrarse sus respectivos futuros.

Mi mujer, espléndida en todos los sentidos. La conocí hace inta y siete años largos, un diez de junio inolvidable… yo sólo quería ligar, tras un noviazgo roto, y pasarlo bien, “hoy con una, mañana con otra”, me decía. Pero ella me enganchó. Y sólo fue ella. Hasta hoy y para siempre, D.M.

Trabajo, mucho, durante muchos años. Años intensos profesionalmente, llenos de actividad y viajes, de problemas y de satisfacciones, de éxitos y fracasos, frenéticos. La Informática, a la que me dediqué, no tiene remedio ni tiene fin y las 24 horas del día me resultaban escasas los más de los días, cuando mi función era la de técnico, o la de director técnico. Ahora, menos mal, más tranquilo, aquel ritmo no había quien lo aguantara.

A los enta, otros enta hace ya tiempo, la depresión. Dura, insoportable, desesperanzada. Felizmente superada tras siete años agobiantes. Malas consecuencias: despido, desesperación, tambaleos en casa –sin graves consecuencias, si exceptúo el tremendo sufrimiento de mi mujer- y futuro incierto. Futuro profesional finalmente despejado gracias a una amiga.

Ahora debería definirme a mí mismo para completar el dibujo. Difícil tarea. Imposible, quizá. Además, si lo hiciera, no dejaría de parecer tonto o mentiroso, presuntuoso, humilde o vanidoso, iluminado o estúpido. Lo mejor es dejarlo así.