Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

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miércoles, 14 de enero de 2009

93. Mi hora bruja, en 400 palabras (sesenta y una).

Mi hora bruja

Mi hora bruja empieza a las once. Es cuando me siento ante el ordenador, a veces ante la pantalla en blanco del procesador de textos, con los cascos puestos para escuchar música barroca, o la ópera Carmen o una de Wagner, o coplas de Pasión Vega y Carlos Cano, depende. Hoy tocan unas coplas, primero, y, luego, unos conciertos de Brandeburgo. A veces con una copa de brandy a mano y siempre con un pitillo.

Es la hora bruja porque no se oye más que mi música y me dedico a lo mío. Leo las bitácoras de otros, contesto a los que comentan en mi bitácora, escribo 400 palabras, invento. A veces, sueño.

Y no es necesariamente la mejor hora del día, que hay otras: pasear a mi perro Golfo, siempre con mi mujer, a las ocho y media de la noche, es otra hora mágica. Charlamos, intercambiamos opiniones, comentamos los hechos del día, hablamos de nuestros hijos, discutimos…; el otro día nos pilló un barrendero, con su carro, en plena discusión; al día siguiente le dijimos: es que llevamos enta y cuatro años casados y ayer nos tocó discutir, pero ya hicimos las paces… “¡Anda! como yo con mi mujer, los mismos años… ¡y qué buena es la reconciliación!” nos dijo. Ya somos casi amigos.

Pero a lo que iba: mi hora bruja. No siempre lleno la hoja en blanco, que a veces se queda así, en blanco. Y yo, frustrado. Es curioso: hoy se me ocurrió simplemente el título, “la hora bruja”, y estoy poniendo negro sobre el blanco de mi procesador de textos. Aunque me parece recordar que sobre esto escribí ya alguna vez. No importa, repetiré. Después de noventa entradas, uno no puede exigirse ser original.

Es la hora bruja porque, aunque miro el reloj que mañana hay que madrugar, hago lo que quiero y no cuento los minutos. A veces, me aburro. O repaso lo que tengo que hacer mañana, con pereza. O reviso los acontecimientos del día, como hoy. Estaba yo contento por el resultado 2008 de la empresa; pero luego mi jefe me desengañó: no fue tal, sino bastante menos. O sea, que adiós al incentivo. “Hay que enjugar las pérdidas del año pasado y contar con estos gastos”. Mala cosa. Otro año en blanco, en plena crisis ¿qué crisis?

Y así, hoy, se me ha consumido mi hora bruja.

9 comentarios:

Mara dijo...

Bueno, en blanco hoy no se ha quedado, no?? Mi hora bruja son las 11.11, jeje, siempre veo el reloj a esa hora... pura casualidad!

Edmar dijo...

Bonita entrada Guarismo. Y me ha encantado el nombre de tu perro!

Arcángel Mirón dijo...

Me encanta pasear a mi perro. Me encanta leer blogs.

(Con mi barrendero hablo poco, está medio chiflado).

:)

Un abrazo.

Guarismo dijo...

Gracias, Mara. Había oído que si hay silencio son las y veinte o menos veinte, pero las "y once"... (no tiene nada que ver, pero me lo ha recordado).

Edmar: gracias. Como creo que ya conté, puse ese nombre a mi perro porque cuando lo depositaron en mis brazos, con apenas 3 meses, tenía una cara de golfo... luego comprobé que algunos perros tienen ese nombre por "la dama y el vagabundo" que, yo, despistado, desconocía.

Gilda: gracias por pasarte por aquí. Estás invitada a leerme siempre. Yo haré lo propio con tu blog.

Un abrazo,

Miguel

Ana dijo...

Creo que con escribir sobre este momento del día, tan propio, es escribir lo miremos como lo miremos.
Reflexiones tuyas sobre música, trabajo, economía y crisis no es poco...Amor a tu esposa y a vuestro perro...
Un saludo para ella y el "niño Golfo"

Qué cosas tiene esto de ser original, siempre se consigue con tan poco...
Un saludo Miguel!!

Anónimo dijo...

¡Buff que susto¡ Ya está, su hora bruja es cuando yo desaparezco del mapa.
¡Menos mal¡ Golfito y yo entramos en su hora bruja, y el genio y la poquita cosa.
¿Y que sería de ti, sin mi, sin Golfo, sin el Genio y la Poquita Cosa?
Una respuesta quiero.

Guarismo dijo...

Gracias, Ana. Tu presencia por aquí siempre es muy grata y tus comentarios, un placer. Un abrazo.

Difícil respuesta me exiges, Anónima. Pero ahí va: Mi hora bruja no la busco yo... me la encuentro cuando tú, el Genio, la Poquita Cosa y Golfito no estáis... Y quedó claro cuál es mi hora mágica, ¿no? Un abrazo (TQUM).

Miguel

Anónimo dijo...

Pues me has dejado peor de lo que estaba: "Mi hora bruja no la busco yo... me la encuentro"
Esto que SER... es decir, encuentras tu hora bruja cuando estás solo, ¿acompañado que?
YA HABLAREMOS. Aviso

Guarismo dijo...

"Muchas veces te arrepentirás de haber hablado (escrito); de haber callado (ni una letra), nunca". Éste es mi caso... y ya no tiene arreglo. ¿Aprenderé?