Bienvenido a este mi cuaderno de bitácora

Querido visitante: gracias por pasar por aquí y leerme.
Aquí encontrarás ligeros divertimentos y algunas confidencias personales, pocas.
A mí me sirve de entretenimiento y si a ti también te distrae, ¡estupendo!.
Si, además, dejas un comentario... ¡miel sobre hojuelas! Un abrazo,
Guarismo.

sábado, 23 de febrero de 2008

33. En homenaje a mi madre.

Mi madre ha fallecido. Tengo dudas sobre para qué, por qué y para quién escribo este blog, pero ya que cité la enfermedad de mi madre y muchos de mis pocos lectores se interesaron por ella, me veo obligado a comunicarlo. Y, ya que hablé sobre mi padre, es necesario y justo que lo haga sobre mi madre. Y si, al final, resulta que escribo esto sólo para mí, o casi, con más razón. Son mis reflexiones.

Mi madre se nos fue antes de ayer, jueves, 21 de febrero, a las 12,45 de la tarde. Se fue dulcemente, rodeada de sus doce hijos vivos, varios de sus hijos políticos y algunos nietos. Había pasado muchos días en el hosital y estaba ya agotada. Ella quería descansar. Ella ya quería irse.

Copio a continuación las palabras que le dediqué en nombre de todos mis hermanos en su misa corpore in sepulto:

"Muchas gracias a todos, en nombre de mis hermanos y en el mío propio, por acompañarnos en estos momentos.

Mi madre, M.C., tía M.C., Ila, mamá, ha sido una mujer única, incomparable. Ha dedicado su vida entera a sus trece hijos, renunciando a la suya propia.

Desde que me dió a luz a mí hasta que nació la pequeña, I., cuando estuvo a punto de irse, pero entonces el cariño que nos tenía a todos se lo impidió, y Dios no quiso, no vivió más que para su marido y sus hijos.

A papá lo lloraba todas las noches. Después, según contó a una de mis hermanas, se acordaba de cada uno de nosostros, de sus nueras, de sus yernos, y de todos sus nietos. ¡No es de extrañar que, a veces, tardara tanto en dormirse, con tantos como somos...!

A uno de mis hermanos le dijo, cuando ya veía cerca su final. '¡Ah, si yo os contara...! Podría escribir un libro.'

Sí, habría podido escribir un libro sobre la generosidad, la entrega, la bondad, el amor, la fe, la abnegación..., un libro con todo lo que ella ha sido toda su vida.

Ya descansó, dejándonos su ejemplo. Ya está, como ella quería, con su marido N. y su hijo I. Dios la habrá acogido en su seno, digo yo, porque, si no la acoge a ella, ¿a quién podría acoger?

Mamá, descansa ya. Y sé feliz, sé feliz eternamente."



He intentado recoger en estas doscientas cuarenta y una palabras cómo era mi madre, aunque habría que haberla conocido para saberlo, habría que haber escrito el libro de su vida. Pero, como dije de mi padre, todo el que la conocía opinaba así. He de decir que es una bendición ser hijo de unos padres como los que he tenido. Y, como uno es torpe, es probablemente ahora cuando empiezo a darme cuenta.

9 comentarios:

Marina dijo...

Hola, Miguel:

Siento mucho lo ocurrido. Estuve hablando con tu hermano el fin de semana y, por lo que me contó, tu madre ya estaba cansada, levando anclas, como has dicho en el texto... No llegué a conocerla mucho, nada más que la he visto dos o tres veces, pero cuando uno hablaba con ella o con tu padre era fácil darse cuenta de las dos personas tan especiales y generosas que eran y de lo importante que era su familia para ellos... Creo que esto se ve muy bien en tu precioso y conmovedor post.
Que su recuerdo se quede contigo. Recibe todo mi cariño en estos momentos de dolor. Un abrazo.

Ana Pedrero dijo...

Un abrazo muy fuerte, Miguel. Acabo de enterarme y he venido corriendo a darte este abrazo de tierra adentro. También acabo de entender por qué La Caleta estaba triste, rabiosamente triste, como se nos mostraba a través de la ventana de Manolo. Probablemente no llovía, probablemente había lágrimas sobre la arena y el poso de tanto amor. Pero tus/nuestras olas te limpiarán el alma y volverá a sonreir La Caleta. Porque los que queremos permanecen vivos mientras los alimente nuestra memoria. No te olvides de dictarle el nombre de tu madre a tus/nuestras olas nunca. En ellas, en el infinito azul salado del mar, encontrarás siempte su sonrisa.

Un beso.

Guarismo dijo...

Marina, Ana: os agradezco vuestras sinceras, cariñosas y bonitas palabras. Animan.

Marina: sí, mis padres eran especiales (para nosotros, claro), pero tú, que los conociste, lo viste también. ¡Ojalá que pudiéramos sus hijos imitarlos, siquiera parcialmente!

Ana: sí, encontraré su sonrisa en el azul salado de la mar de su tierra, cuando le diga su nombre a tus/mis olas. La Caleta y La Isla estuvieron tristes ese día, pero volverán a estar alegres cuando se enteren de que ella vuelve a ser feliz, de esa otra manera... supongo.

Gracias a las dos. Sabéis que me encanta cómo escribís y sé que, aunque no nos conocemos en persona, ambas me estimáis. Lo demostráis con vuestras letras. Es recíproco.

Un fuerte abrazo,

Miguel

Anónimo dijo...

En la Alameda de San Fernando, hay mucha alegria, se han reeontrado Narciso y Mary Carmen. Otra vez son dos jovenes enamorados vigilados de cerca por Juan, Luis y Carlos.
¡que alegria¡ ¡que gozo¡ ¡que ilusión¡
¿Cuantos hijos quieres que tengamos Mary Carmen?
Muchos, muchos, por lo menos 13.
Hecho.
Cuantos sueños cumplidos, cuanto amor, cuanto cariño.
Si la Alameda hablara...

Anónimo dijo...

Vivez chaque journée avec plaisir
Vous ne savez pas
de quoi sera fait demain
Adieu

Anónimo dijo...

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón."

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir;
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada."

Guarismo dijo...

Anónimo que hablas de la Alameda de La Isla: conoces a mis padres, sin duda... y debió ser como lo cuentas.

Por error, hice que el féretro de mi madre diera una vuelta completa a la Alameda. Ahora no me arrepiento, porque ella se acordaría de los momentos que allí pasó con el que era entonces su novio, luego su marido y mi padre...


Estimé anonyme: Oui, c'est certain
(Carpe Diem, aunque con tristeza).
Merci beaucoup.

Gracias a quien me trae a A.Machado como comentario.

Anónimo dijo...

Acabo de enterarme Miguel. Lo siento, de corazón. No sé que más decirte (no ando hoy muy católica). Espero que lo sobrellevéis lo mejor posible.
Un fuerte abrazo.

Guarismo dijo...

Gracias, Donce, muchas gracias.

Tiempo ha que no venías por aquí. ¿Cómo estás? Aún espero tu mensaje...

Un abrazo,

Miguel