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domingo, 18 de noviembre de 2007

5. Viento de Levante

En mi tierra, en Cái, el Levante es un viento irregular, seco, caluroso y sonoro. Los árboles se inclinan hacia el oeste, pero sus ramas van de un lado a otro como si el viento fuera “redondo”. Los remolinos que produce hacen volar lo que encuentran a su paso, como si de pequeños tifones se tratara, elevando la hojarasca a metros y metros de altura en un vuelo helicoidal. Si se observa una veleta, se verá que gira casi los 180 grados, desde el norte hasta el sur o, para ser más precisos, desde el nornordeste hasta el sursudoeste. Y, si el viento es muy fuerte, no es extraño verla girar una vuelta completa. Es un viento que silba al penetrar por cualquier rendija, produciendo sonidos cambiantes que parecen recorrer toda la escala musical. El Levante es un viento que sopla irregular, a ráfagas. Arrecia fuerte, descansa unos instantes, como para tomar nuevas fuerzas, y vuelve a la carga. Un buen temporal de Levante puede durar días y días, semanas y semanas en ocasiones.

Pero aquí, en Madrid, echo de menos sus ráfagas, su calor, sus silbidos. Echo de menos las aguas claras que deja en mis playas de Cái, la arena que lanza como alfileres contra tu cuerpo, el cielo azul que limpia de nubes...

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